EFE .- A un día de las elecciones de medio mandato, Estados Unidos permanece alerta ante la amenaza de actos extremistas durante y tras la celebración de los comicios, empujados por las especulaciones sobre fraude electoral en 2020.
Con el ataque hace unos días a Paul Pelosi, esposo de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, la preocupación ha aumentado y cuerpos de seguridad como la Policía del Capitolio están tomando medidas adicionales para aumentar la seguridad de los congresistas.
El Departamento de Seguridad Nacional, la Oficina Federal de Investigación (FBI), la Policía del Capitolio y el Centro Nacional Antiterrorista emitieron la semana pasada un informe conjunto dirigido a funcionarios estatales y locales en el que avisan de que los discursos que apuntan al fraude electoral pueden provocar amenazas violentas contra cargos electos.
Con el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, mientras se certificaba la victoria electoral del demócrata Joe Biden, se puso ya en marcha una lista de mejoras, entre ellas un incremento de la plantilla para garantizar la seguridad en torno al edificio del Congreso.
Aun así, varios expertos consultados por Efe creen que es más probable que haya incidentes aislados perpetrados por los denominados “lobos solitarios” que actos masivos como el ocurrido en el Congreso.
“Estos individuos son especialmente difíciles de identificar con antelación, lo que hace que el grado de la amenaza sea difícil de predecir”, explica Javed Ali, excargo de Seguridad Nacional.
Recordó por ejemplo el intento de secuestro en 2020 de la gobernadora de Míchigan, Gretchen Whitmer, organizado por un pequeño grupo de extremistas que estaban “fuera del radar” de las autoridades, lo que les permitió no ser detectados por el FBI en un primer momento.
La preocupación de las autoridades no se limita a ataques a cargos electos o candidatos.
“Ya estamos viendo gente armada en los colegios electorales bajo el pretexto de proteger la votación”, cuenta Shannon E. Reid, experta en criminalidad juvenil y violencia de extrema derecha.
La amenaza de posibles ataques extremistas no deja de ser una intimidación “organizada”, que proviene de grupos como ‘Stop the Steal’ y otras organizaciones aliadas, defiende el analista político Steven Gardiner.
En su opinión, esta intimidación puede disuadir a algunos estadounidenses de participar en la votación, particularmente a los más vulnerables.
Reid incide también en el peligro de incidentes una vez pasados los comicios.
“Antes de las elecciones, las reacciones violentas siempre son una preocupación, pero no nos podemos olvidar del después, como vimos con la respuesta a la derrota de Trump”.
Todo dependerá de los resultados, defiende Gardiner, ya que la extrema derecha tiene una “estrategia organizativa del no perder”.
Explicó así que la extrema derecha cuenta con “muchos candidatos en las papeletas”, que en caso de ganar dirán que ha vencido su esfuerzo por frenar el fraude electoral y si pierden “continuarán con la retórica del fraude” en la votación, y puede desembocar en actos violentos.
Otro de los riesgos apuntados por las autoridades es la posibilidad de que piratas informáticos traten de interferir en los sistemas electrónicos de votación. De ocurrir, podría ser grave porque “cerca de dos tercios de electores en Estados Unidos votan electrónicamente”, señala Ali.
En cualquier caso, puntualiza Reid, “nunca se ha visto” un pirateo de esta magnitud, y sí actos de violencia física.
Gardiner propone algunas medidas para paliar los efectos del discurso de violencia en estas legislativas como ir a las votaciones en grupo, ofrecerse voluntario para funcionario electoral e informar de las amenazas para acceder a la votación, además de que el Departamento de Justicia “haga su trabajo”, aunque “sin militarizar las elecciones”.