Sanciones sin efectos

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    En los últimos años, Estados Unidos ha impuesto sanciones sobre todo de tipo económico, a países que considera rompen con el orden democrático en sus sociedades, como por ejemplo Irán, Rusia, Corea del Norte y Venezuela.

    Esto como una forma de hacer «costoso» el ejercicio del Poder de los mandatarios de esas naciones. Pero lo cierto y nada más lejos de la realidad, es que estas sanciones no han logrado el cometido que al menos se ha planteado Washington, de ejercer presión sobre quienes gobiernan en esos territorios.

    Por el contrario, ha hecho que estos mandatarios formen un especie de gremio, que ha fortalecido sus relaciones y busquen «palear» los efectos económicos de estas sanciones. Lo hemos visto en el caso de Rusia, Irán y Venezuela, que en los últimos años han consolidado sus acuerdos comerciales, no sólo en cuanto armas se refiere, sino también en lo que respecta a nuevos nichos de exportación y apertura de conexiones aéreas con nuevos vuelos comerciales directos.

    Además, La flexibilización que está haciendo Estados Unidos y la que pudiera venir de la Unión Europea no es porque el gobierno de Nicolás Maduro se haya portado bien, toda esta flexibilización viene porque las medidas no han dado resultado y porque tanto Estados Unidos como la Unión Europea, tienen una nueva realidad con nuevas demandas y exigencias a raíz de la guerra en Ucrania.

    En ninguna parte del mundo, en ningún momento de la historia, las sanciones han sido efectivas, lo que han hecho es alimentar el discurso y la estrategia de victimización que se ha venido manejando desde la administración de los países sancionados.

    Las sanciones solo se han hecho sentir en efectos económicos, pero su cometido real ha sido completamente nulo y es que los presidentes a los que consideran antidemocráticos salgan del Poder.