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¿Se cumplirá pedido de Luis Abinader de que no pongan fotos suyas en oficinas públicas?

El presidente de República Dominicana, Luis Abinader, pidió el martes a los funcionarios “abstenerse” de colocar su foto en las oficinas estatales, una práctica “no muy nueva” en el país. “Invito a los servidores públicos a abstenerse de colocar la fotografía del presidente en sus despachos. Coloquen a su familia y a sus hijos.

Acabemos con el culto a la personalidad de quienes se creen caudillos. No estamos aquí para que nos aplaudan, sino para servir a la gente”, escribió Abinader en Twitter. El mandatario acompañó su mensaje con una foto suya en su despacho del Palacio Nacional, y en la que se observa una imagen de la Virgen de La Altagracia, considera por los católicos como madre espiritual del país.

En agosto de 2012, a pocos días de asumir la jefatura del Estado, Danilo Medina también pidió a sus funcionarios que no colocaran fotografías suyas en sus despachos argumentado que “todos saben quién es el presidente”.

No obstante, muchas instituciones obviaron esa disposición y colocaron fotos de Medina, cuyo rostro fue prácticamente omnipresente en los últimos años en las placas de las obras públicas o en la propaganda de los programas sociales patrocinados por el Gobierno. La norma de poner la foto del presidente en las dependencias estatales se remonta a la era del dictador Rafael Trujillo (1930-1961), el máximo exponente del culto a la personalidad en el país.

Muchas familias también ponían en casa la foto del dictador y su apellido llegó a reemplazar al de la capital dominicana, llamada Ciudad Trujillo durante más de dos décadas, y también, al de la montaña más alta del país, el pico Duarte.

El tres veces presidente de la República, si mantuvo su imagen como jefe de Estado en todas las dependencias del Gobierno En Bolivia, al asumir el cargo, la presidenta transitoria, Jeanine Áñez, emitió un Decreto Supremo que prohíbe el uso de la imagen de altas autoridades en obras ejecutadas con recursos públicos con el propósito de frenar el “culto a la personalidad”.

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