Estados Unidos. El presidente Joe Biden declaró el martes el regreso de la industria manufacturera estadounidense en una gigantesca planta de semiconductores de propiedad taiwanesa en Arizona, destinada a romper la arriesgada dependencia de Estados Unidos de productores extranjeros para este componente.
“La fabricación estadounidense está de vuelta, amigos”, dijo Biden en la planta de Phoenix, acompañado de altos cargos políticos y titanes del mundo empresarial como el director ejecutivo de Apple, Tim Cook, y el de Micron, Sanjay Mehrotra.
El proyecto de TSMC, el mayor fabricante mundial de chips de última generación, contribuiría en gran medida a cumplir el objetivo de Estados Unidos de acabar con la dependencia de fábricas ubicadas en el extranjero, especialmente en Taiwán, bajo la amenaza constante de ser absorbida o incluso invadida por China.
TSMC, o Taiwan Semiconductor Manufacturing Company, anunció que construirá una segunda planta en Phoenix antes de 2026, con lo que su inversión en Arizona pasará de 12.000 millones de dólares a 40.000 millones, con el objetivo de producir unos 600.000 microchips al año.
Se crearán unos 10.000 puestos de trabajo de alta tecnología una vez que ambas plantas estén funcionando, dijo la empresa.
Biden esperaba claramente obtener rédito político por la afluencia de inversiones, señalando el efecto de su Ley CHIPS, que reserva casi 53.000 millones de dólares para subvenciones e investigación en el sector de los semiconductores.
Es un mensaje que querrá difundir en Arizona, que durante mucho tiempo fue un estado dominado por republicanos, pero que se ha convertido en un campo de batalla en el que los demócratas obtienen cada vez mejores resultados.
La nueva planta de TSMC producirá chips de última generación de tres nanómetros, mientras que la actual empezará a reducir el tamaño de sus actuales chips de cinco nanómetros a unos más sofisticados de cuatro nanómetros.
La mayor parte del suministro actual de microchips de Estados Unidos viene del extranjero. Aunque la mayoría de las empresas tienen sede en aliados de confianza de Estados Unidos en Asia, la enorme distancia y, sobre todo, las tensiones geopolíticas en torno a Taiwán, preocupan al gobierno estadounidense y a empresas como Apple.
Agencia AFP