El abuso, una huella indeleble
Las niñas y adolescentes siguen encabezando la lista de los abusos sexuales en nuestro país y en América Latina. El dedo sobre esta llaga abierta la volvió a poner el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), al informar que unas 36,000 niñas menores de 15 años se convierten en madres cada año en América Latina.
En el 2020, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) reveló que el 72% de las violaciones sexuales atendidas por las autoridades de Salud, eran de niñas y adolescentes. En el 2022, esa misma institución volvió a revelar que el 65% de las embarazadas menores de edad habían sido abusadas. Estas menores tenían edades entre los 15 y 17 años.
De acuerdo a los datos arrojados por el UNFPA, cuatro niñas dan a luz en la región a cada minuto. Un dato que es la revelación de por qué la pobreza sigue en aumento. Existe una relación muy estrecha entre estos males y el freno al desarrollo de los países.
El problema radica en que los Estados, incluida República Dominicana no han sido capaces de enfrentar este flagelo con la dureza que se requiere, y en algunas ocasiones hasta se hacen cómplices al no aplicar sanciones ejemplares a quienes cometen estos delitos.
Realmente es entristecedor ver a una menor de edad con un niño en brazos, cuando ella todavía no tiene claro que será de su vida.
La peor desgracia es ver como esa menor de edad, en la mayor parte de los casos, no puede seguir estudiando porque tiene que enfrentarse sola a mantener a una criatura, sin padre, formando ambos partes de la cadena de la pobreza.
Una sociedad que no proteja su infancia, a sus adolescentes es una sociedad de lento desarrollo, mientras muchos de sus ciudadanos y ciudadanas crecen con vacíos existenciales porque el abuso siempre deja huellas indelebles.
