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21 años después: NYC sigue investigando cerca de 100 enfermedades asociadas con el polvo tóxico del ataque del 11-S

Nueva York.– La puertorriqueña Alisse Vigo Ramos salía hace 21 años de la estación del Subway Cortland Street en el Bajo Manhattan. A los minutos de llegar a su oficina, ubicada en la 90 de la calle Wall Street, a solo cuadras de lo que fue una escena de desastre, muerte y desesperación, escuchó el primer estruendo que marcó su vida. Y que años más tarde, le causó algunas secuelas.

Eran las 8:50 minutos de la mañana del 11 de septiembre de 2001 y la aeronave del vuelo 11 de American Airlines ya había impactado en la primera de las Torres Gemelas. 

“Nadie sabía qué pasaba en ese momento. Eso sí, inmediatamente empezó a esparcirse por toda la parte sur de la isla de Manhattan una espesa nube de humo. Pero en ese momento todos asumimos que se trataba de un accidente”, contó.

Cuando a las 9:03 minutos el segundo avión del vuelo 175 de United Airlines atravesó la torre sur del World Trade Center, Alisse ya manejaba versiones que se trataba de otra cosa.

“Ya allí todo el mundo, hasta la televisión, hablaba de ataques terroristas. Mis compañeros de la oficina y yo salimos a caminar hacia el norte justamente cuando se vino abajo la primera torre, fuimos cubiertos por completo de ese hollín gris espeso. Se nos pegó del cuerpo. Lo aspiramos”, relata la isleña.

Todo lo demás es una historia ya conocida por la ciudad y la humanidad. Pero luego de más de dos décadas del ataque terrorista, más cruento en la historia reciente en el país, todavía en este 2022 se está tratando de entender los efectos en la salud física y emocional de quienes estuvieron expuestos por horas y días a toneladas de material tóxico que cubrió a la parte sur de Manhattan.

¡Señora; Usted tiene cáncer!”

En 2019, Alisse empezó a sentir un malestar extraño a la altura del riñón, luego del primer scanner, el diagnóstico fue muy claro: “¡Señora usted tiene una lesión cancerígena en el pulmón derecho!”.

Hoy luego de casi tres años luchando con ese diagnóstico y después de una operación exitosa que le permitió recuperarse, Alisse relata que muchos de sus compañeros de trabajo, no tuvieron la misma suerte.

“Cuatro murieron y otros están deshabilitados por otras enfermedades. Yo sigo viva con entusiasmo. Nosotros más allá de lo emocional, pensábamos que solo los rescatistas, quienes estuvieron removiendo escombros eran los que podían enfermarse. Pero yo y mi grupo de trabajo somos un testimonio claro de que no es así. Tantos enfermos en un solo grupo, no puede ser casualidad”, remarcó la puertorriqueña.

Esa mañana, que ha sido muy difícil de olvidar para los neoyorquinos, Alisse caminó hasta El Bronx. A las tres semanas, todavía con el “aire extraño y pesado” en el Bajo Manhattan, volvió a su oficina en donde 21 años después sigue trabajando.

“Recibí una atención médica increíble gracias a los programas de apoyo a las víctimas. Pero me da mucho pesar, cuando observo que hay personas que por no saber o simplemente por algún miedo porque no tienen papeles, siguen sin buscar ayuda disponible”, remató.

21 años: Todavía se estudian los efectos

Con base a un reporte del Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York (DOHMH) basado en informaciones derivadas del Programa de Salud World Trade Center (WTC) el colapso e incendio en las torres gemelas liberaron una mezcla compleja de polvo, humo y gases irritantes. 

En general, se han identificado por lo menos 100 enfermedades físicas y mentales asociadas con el contacto con estos materiales, que en algunos casos, como el diagnóstico de Alisse Vigo Ramos, están surgiendo recientemente.

“La nube de polvo también contenía metales pesados, al igual que asbestos y otros carcinógenos. Además, el humo proveniente de las llamas persistentes durante los meses posteriores al ataque contenía sustancias peligrosas y potencialmente cancerígenas”.

Hasta esta fecha,  siguen surgiendo investigaciones científicas, dudas e inquietudes acerca de la posibilidad de aumento de los índices de cáncer entre personas altamente expuestas, ya sea el 11 de septiembre de 2001, o los días, las semanas y los meses posteriores. 

El DOHMH, el Departamento de Bomberos de Nueva York y otros investigadores están controlando cuidadosamente los índices de cáncer, entre grupos altamente expuestos, para detectar claramente si los índices son mayores que los normales.

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