Colombo. La capital de Sri Lanka amaneció este domingo con calles prácticamente vacías, tiendas cerradas, y el recuerdo de las decenas de miles de personas que se congregaron ayer e irrumpieron en edificios oficiales para exigir la dimisión del presidente, Gotabaya Rajapaksa.
El dirigente, acusado desde hace meses por los manifestantes de gestionar mal la crisis económica que azota el país isleño, anunció anoche que dimitirá el próximo miércoles, según informó el presidente del Parlamento, Mahinda Yapa Abeywardena.
Horas antes el primer ministro desde hace apenas dos meses, Ranil Wickremesinghe, aseguró también que dimitirá y llamó a la formación de un Gobierno de unidad nacional.
Miles de personas irrumpieron ayer en las residencias oficiales de Rajapaksa, dejando imágenes de manifestantes bañándose en su piscina y recorriendo los dormitorios de la mansión, y de Wickremesinghe, cuya casa privada fue incendiada también durante la jornada.
Aún hoy, algunas personas paseaban en la residencia oficial del presidente tras haber pasado la noche.
“Me alegré cuando me enteré de que el presidente va a dimitir, por eso hemos estado aquí desde hace meses. Ahora estamos jugando a las cartas en su casa”, explicó a Efe Prabath Sandurwan, de 18 años, parte de su atención centrada en la partida junto a sus amigos.
Las fuerzas de seguridad recurrieron por su parte al uso de gases lacrimógenos y cargaron contra manifestantes y resultaron también heridos algunos periodistas que cubrían los eventos.
Una fuente del Hospital Nacional de Colombo, que pidió el anonimato, afirmó a Efe que 103 heridos durante las protestas fueron admitidos en el centro.
“Los rumores de que dos personas fallecieron en las protestas no son ciertos”, dijo la fuente.
Las masivas manifestaciones se enmarcan en un contexto de protestas continuadas desde hace meses, debido al impacto sobre los esrilanqueses de una de las peores crisis económicas a las que ha tenido que enfrentarse el país desde su independencia en 1948, derivada de la merma de divisas de reservas internacionales y de un gran endeudamiento.
La tensión y el descontento aumentó en la isla a finales de marzo, cuando las autoridades impusieron cortes de luz de más de 13 horas, lo que llevó a la población a salir a las calles para pedir la dimisión del Ejecutivo de Sri Lanka.
Desde entonces, centenares de manifestantes se han instalado en las inmediaciones de la Secretaría Presidencial de Colombo y las protestas pacíficas alrededor de la nación isleña se volvieron habituales, mientras las autoridades tratan de llegar a un acuerdo de rescate con el Fondo Monetario Internacional (FMI).