Vaticano. El papa Francisco exigió hoy que se detenga “la masacre” perpetrada en Ucrania tras la invasión de Rusia y la consideró “una inaceptable agresión armada”, tras el rezo del Ángelus dominical ante la plaza de San Pedro del Vaticano.
“Hermanos y hermanas, acabamos de rezar a la virgen María. Esta semana la ciudad que lleva su nombre, Mariúpol, se ha convertido en una ciudad mártir de una dura guerra que devasta Ucrania”, afirmó el pontífice a los fieles desde la ventana del Palacio Apostólico.
“Ante la barbarie del asesinato de niños, de inocentes y civiles indefensos, no hay razones estratégicas que valgan. Solo se debe cesar la inaceptable agresión armada antes de que reduzca las ciudades en cementerios”, instó.
El papa Francisco, que se ha referido a este conflicto en numerosas ocasiones en los últimos días, lanzó un nuevo llamamiento para que se ponga fin a los combates y bombardeos.
“Con dolor en el corazón uno mi voz a la gente común que implora el final de la guerra. En nombre de dios, que se escuche el grito de quien sufre y se ponga fin a los bombardeos y a los ataques, que se apueste verdadera y decididamente por la negocia y que los corredores humanitarios sean efectivos y seguros”, reclamó.
Y exclamó ante la plaza de San Pedro: “En nombre de Dios pido: ¡Detengan esta masacre”.
Por otro lado Francisco, que hoy cumple nueve años de pontificado, exhortó a “la acogida de muchos refugiados en quienes está presente Cristo” y agradeció “la gran red de solidaridad que se ha formado” para organizar su bienvenida a otros países seguros.
Y pidió a todas las comunidades diocesanas y religiosas que recen más por la paz en Ucrania.
“Dios es solo un Dios de la paz, no Dios de la guerra, y quien apoya la violencia profana su nombre”, sostuvo.
El papa ha expresado en múltiples ocasiones su preocupación por la guerra en Ucrania provocada por la invasión de la Rusia de Vladimir Putin.
Incluso acudió personalmente a la embajada rusa ante la Santa Sede un día después de que iniciara el ataque, el 24 de febrero, y ha enviado al país a dos cardenales -su limosnero, el polaco Konrad Krajewski, y el checo Michael Czerny- para ayudar a la población.
El Vaticano se ha ofrecido como mediador para “hacer de todo” por la paz.