La OTAN decidió reforzar su presencia militar en el mar Báltico después de que surgieran sospechas de un posible sabotaje al cable eléctrico submarino EstLink 2, que conecta Finlandia y Estonia. Este incidente, ocurrido el 25 de diciembre, provocó una creciente preocupación en la región, con las autoridades locales apuntando a un petrolero ruso como posible responsable del daño.
Según datos obtenidos por la Agencia AFP, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, expresó su apoyo total al presidente finlandés, Alexander Stubb, quien confirmó que la situación está siendo monitoreada de cerca.
El jefe de la Alianza Atlántica aseguró que la organización aumentará su presencia militar en la zona para garantizar la seguridad de las infraestructuras críticas en el mar Báltico, un área de vital importancia estratégica tanto para los países bálticos como para los miembros de la OTAN.
En cuanto al incidente, se sospecha que el Eagle S, un petrolero con pabellón de Islas Cook que partió de San Petersburgo, podría haber dañado el cable submarino EstLink 2.
El barco fue interceptado por las autoridades finlandesas cerca de Porkkala, a unos 30 km de Helsinki, y se cree que este podría haber formado parte de una «flota fantasma», un grupo de barcos que ayudan a Rusia a eludir las sanciones internacionales impuestas debido a su invasión de Ucrania.
Aunque el daño al cable no afectó el suministro eléctrico de Finlandia, las autoridades finlandesas iniciaron una investigación por sabotaje.
El ministro de Defensa de Estonia, Hanno Pevkur, manifestó que su país también reforzó las patrullas navales en el mar Báltico, en especial para proteger el cable EstLink 1, que también conecta Estonia con Finlandia.
«Debemos enviar un mensaje claro de que estamos dispuestos a defender nuestras infraestructuras críticas, incluso con medios militares», afirmó Pevkur, destacando la importancia de la cooperación con Finlandia y las fuerzas de la OTAN para garantizar la seguridad de las conexiones energéticas.
Este ataque al cable submarino se enmarca dentro de una serie de incidentes similares ocurridos en la región desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania en 2022.
En noviembre pasado, dos cables de comunicación fueron dañados en aguas territoriales suecas, y se sospecha que un carguero con pabellón chino, el Yi Peng 3, podría haber estado involucrado en uno de estos ataques.
Expertos y políticos consideran estos actos como parte de una «guerra híbrida» entre Rusia y los países occidentales, donde las infraestructuras energéticas y de comunicación se han convertido en blancos estratégicos.
La situación sigue siendo delicada, y tanto la UE como la OTAN han expresado su total solidaridad con Finlandia y han reiterado su compromiso de proteger las infraestructuras críticas en la región.
Fuente: Agencia AFP