VERÓN. En pisos completamente mojados debido a filtraciones de agua, los estudiantes del Centro Educativo de Juanillo, en el distrito de Verón-Punta Cana, reciben su educación.
Un enchufe defectuoso es la causa de las constantes inundaciones que afectan a las aulas. Con escobas y trapeadores en mano, alumnos y maestros se esfuerzan diariamente por contener el agua que se filtra desde el conector.
«No podemos exponer a los niños a lidiar con agua cuyo origen desconocemos. Hemos tenido que suspender clases y la electricidad», expresó Yeni Lewis, directora del centro. Ante esta situación, alumnos y maestros se han visto obligados a trasladarse hasta una iglesia cercana debido a la falta de aulas.
Esta congregación les cedió espacio para continuar con las clases. A pesar de solicitar ayuda al Ministerio de Educación durante casi ocho años para la construcción de nuevas aulas, aún no han recibido respuesta de las autoridades educativas.
En la iglesia, con su techo de zinc desgastado y numerosos agujeros, las goteras son comunes durante los días de lluvia. En este entorno se imparten clases para cuatro cursos, incluyendo segundo, tercero, cuarto y quinto grado, con aproximadamente 43 estudiantes en cada uno.
Los alumnos deben enfrentarse diariamente a un entorno hostil, caminando entre piedras, calles deterioradas y polvo. Además, deben cruzar calles transitadas por vehículos y camiones pesados.
DIVISIÓN DE AULAS
Las dos aulas dentro de la iglesia están separadas por paneles de madera contrachapada, lo que puede dificultar el proceso de aprendizaje.
«Impartir clases en estas condiciones es complicado. Todo lo que sucede alrededor se escucha aquí, y debo mantener a los estudiantes concentrados», señaló Carmen Mercedes, una de las docentes.
Mercedes también mencionó los problemas diarios con las filtraciones de agua desde el enchufe. «Continuamos enseñando en estas condiciones porque somos maestros por vocación», destacó. Las maestras que trabajan en la iglesia lamentan no poder decorar las aulas debido a las filtraciones en las paredes.
El centro educativo solicita ayuda para construir las aulas necesarias y así reunir a todos los estudiantes en un solo lugar.
MANO AMIGA
Los padres y maestros esperan recibir apoyo para la compra de materiales y poder seguir impartiendo clases en un entorno más adecuado. A pesar de contar con algunos materiales de construcción, no son suficientes para iniciar el proyecto.
Mercedes Contreras, madre de una alumna, expresó su preocupación por las inundaciones constantes en las aulas y pidió ayuda a las autoridades o a cualquier persona dispuesta a colaborar con el centro educativo.
«Es necesario construir las aulas. No podemos seguir dando clases en una iglesia inundada», enfatizó Esmerlin Pulinario, uno de los maestros de Juanillo. Subrayó que estas condiciones no son propicias para que los estudiantes adquieran un conocimiento óptimo.
A pesar de ocupar un terreno amplio, la escuela carece de cercado o verja para proteger a los estudiantes de la calle y de personas no autorizadas que puedan ingresar a las aulas.
En cuanto a la merienda escolar, los estudiantes deben ir hasta la escuela de Juanillo, a unos cinco minutos de distancia, para recogerla. Sin embargo, no tienen una cafetería en el centro, por lo que deben comprar sus meriendas en el colmado más cercano.
Por último, el transporte escolar del centro lleva más de tres meses averiado por una pieza defectuosa. La escuela se ha visto obligada a alquilar un transporte escolar, lo que supone un gasto de 50,000 pesos mensuales.