Los procesos eleccionarios del 2020 dieron inicio al surgimiento de una nueva etapa política la provincia La Altagracia, el fin del conchoprimismo y la montonera. La vida se compone de etapas y la política no escapa a esa realidad, en ocasiones no entendidas, pues por la cantidad de variables es difícil determinar cuando termina un proceso y cuando empieza otro.
Este aparente caos o azar, en oportunidad incuantificable porque generan factores difíciles de describir sus etapas, sus análisis y comprensión. Desde años los higüeyanos demandaban la unidad como recurso para enfrentar los desafíos como un cuerpo, pero debido a varios factores adversos nunca fue posible, como los intereses enfrentados, los cuales primaban por encima de la sociedad.
En las elecciones del 2016 hubo algunos intentos, pero sin éxito porque imperaban las agendas personales, los egos e intereses partidarios de las cúpulas partidarias.
El cansancio en la población y el desgaste de sus gobernantes dio la oportunidad para que florezca la unidad. Debido a la conciencia de unidad se dio la posibilidad para que esta se hiciera realidad. La crisis institucional, económico y la inequidad social que se adueñó de la República Dominicana, parió en el 2018 la Coalición Democrática la que impulsó una gran alianza político-social para desplazar al PLD por su control absoluto del Estado sin resultados satisfactorios para la nación.
La necesidad de que se establezca un gobierno de regeneración nacional dio espacio para que diferentes fuerzas sociales y políticas se unieran a este propósito.
Este escenario democrático abrió las puertas para que el PRM se uniera a otros partidos en algunas provincias apoyando a otras fuerzas y en otras encabezara las boletas en lo municipal, presidencial y congresual.
En Higüey estos partidos apoyaron al BIS para llevar al doctor Barón Duluc a la alcaldía, el cual con su éxito en marzo dio inicio a un nuevo periodo político y social, ratificado con el triunfo en julio del doctor Cedano como senador de la provincia, quien perteneciente a la Fuerza del Pueblo fue acompañado por otras fuerzas.
Entonces esta motivación y posteriores resultados electorales de marzo y en julio de este año dan inicio a una nueva etapa política y social en la provincia La Altagracia, una nueva forma y estilo de gobernar y de legislar.
El 16 de agosto, igual será una oportunidad para las nuevas autoridades electas, para inaugurar un nuevo trayecto que necesariamente tendrán que ser sustentado en valores y principios humanos y democráticos.
