Uruguay (EFE).- Una retrospectiva con más de 50 obras de la pareja Christo y Jeanne-Claude y la música de Toquinho abrieron las puertas a lo que se espera sea la tónica permanente en el nuevo Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry (MACA): que Uruguay sea una parada para las exhibiciones internacionales.
En un evento al que asistieron miles de personas, quedó abierta para el disfrute público y gratuito la alianza artística de los uruguayos Pablo Atchugarry y Carlos Ott.
El escultor de reconocido prestigio, especialmente en Italia, donde se instaló hace décadas enamorado del mármol de Carrara, amplió la idea de su ya existente Fundación a un museo para exhibir su colección de creadores consagrados y albergar muestras internacionales.
Para llevar adelante su proyecto convenció al arquitecto uruguayo, residente en Canadá, Carlos Ott -quien hace 32 años, cuando tenía 43, ganó el concurso para erigir la Ópera de la Bastilla de París-, para que plasmara su idea en madera.
De ahí nació el MACA: dos edificios contiguos con más de 5.000 metros cuadrados de exposición, erigidos en madera de eucalipto rosado, completan el terreno donde Atchugarry -cuya obra «Contemporary Day» batió en diciembre un récord personal de ventas en Sotheby’s- instaló tiempo atrás su Jardín de Esculturas.
ETERNO Y VOLÁTIL
Frente a la eternidad del mármol, material que caracteriza a nivel internacional la obra del escultor, la apuesta para la apertura de este nuevo espacio cultural fue la obra de dos creadores que hicieron de lo volátil y ocasional su bandera artística: Christo y Jeanne-Claude.
Una exposición retrospectiva con más de 50 obras de la pareja de artistas, que llegaron a envolver el Reichstag, en Alemania, el Pont-Neuf, en Francia, o un valle en las Montañas Rocosas, en Estados Unidos, se instaló por primera vez en Sudamérica en el país rioplatense que, casualmente, quiso tener cubierto un edificio suyo pero nunca lo logró.
Cuando tenía 25 años y era un joven escultor afincado en Montevideo, Atchugarry hizo una exposición en Punta del Este, en el mismo hotel donde actuaban esa noche los brasileños Vinicius de Moraes, María Creuza y Toquinho.
Esta anécdota relatada por el artista uruguayo recientemente en una entrevista redunda en la natural elección de que la actuación elegida para la inauguración fuera de uno de estos artistas brasileños, el guitarrista y cantautor Toquinho.
Por otro lado, Atchugarry concretó en este museo algunos de sus sueños, ya que el uruguayo aspira a marcar con su fundación una huella de impacto para el desarrollo sociocultural del país suramericano de una forma que despierte la curiosidad de nuevas generaciones.
Además, por considerar al célebre escultor y pintor italiano Miguel Ángel Buonarotti como su «mentor», ve al MACA como su propia Capilla Sixtina y espera ahora poder sortear los retos que le esperan.
«El desafío más grande es tratar de conectar lo que han hecho o hacen creadores de todas partes del mundo», esgrime Atchugarry, mientras afirma para concluir que el arte «es la expresión más elevada del ser humano». EFE