Aunque la “enfermedad por arañazo de gato” (EAG) es más frecuente en niños menores de 10 años, un reciente estudio realizado por el Hospital Nacional Profesor Alejandro Posadas, en Argentina, pone el foco en cómo esta infección también afecta a adultos, subrayando la importancia de un diagnóstico oportuno y medidas de prevención.
El trabajo, publicado en la revista Medicina (Buenos Aires), analizó los casos de 30 pacientes mayores de 15 años diagnosticados con EAG entre 2016 y 2021. La enfermedad, causada por la bacteria Bartonella henselae, se transmite a los humanos a través de mordeduras, arañazos o incluso el lamido de heridas abiertas por parte de gatos infectados, así como por la exposición a pulgas de gatos.
Los investigadores señalaron que el diagnóstico en adultos es un desafío debido a la falta de estudios y al desconocimiento general sobre la enfermedad en este grupo etario. Según Edwin Rodríguez Arias, médico internista del Hospital Posadas y actual residente de cardiología en el Hospital de Clínicas de la UBA, la mayoría de los afectados no presentan síntomas evidentes, pero en casos graves pueden desarrollarse cuadros sistémicos complejos.
Los cachorros de gato son el principal reservorio de Bartonella henselae, adquiriendo la bacteria a través de la pulga Ctenocephalides felis. Un estudio previo del Instituto de Zoonosis Luis Pasteur encontró que la seroprevalencia de esta bacteria alcanza el 12% en gatos domésticos en Argentina, pero aún faltan investigaciones que aborden su impacto en humanos.
El estudio argentino, de carácter observacional y retrospectivo, analizó variables como edad, comorbilidades, tiempo de evolución de los síntomas y complicaciones. Entre sus hallazgos, destaca que los adultos pueden desarrollar cuadros graves, requiriendo atención médica especializada y tratamiento adecuado.
Con 12.000 casos anuales reportados en Estados Unidos, los expertos llaman a concienciar sobre la prevención, el control de pulgas en mascotas y la importancia de consultar a un médico ante síntomas sospechosos tras el contacto con gatos. Este trabajo busca cerrar la brecha en el conocimiento médico sobre la enfermedad en adultos y garantizar una mejor atención en el futuro.