ESPN
Santo Domingo. Antes del viernes, César Valdez llevaba una sólida candidatura al premio Lanzador del Año en el campeonato de béisbol invernal y, tras derrotar a las Águilas Cibaeñas y ganar el duelo al cubano Yunesky Maya, dicha distinción ya tiene nombre y apellido.
El veterano diestro de los Tigres del Licey, clasificados para la semifinal en el último encuentro, lanzó seis entradas de una carrera, otorgó dos bases por bolas y ponchó a cinco bateadores para vencer, no solo al principal rival de su equipo en la liga dominicana, sino también a un gran competidor como Maya.
A pesar de su récord (3-4), Maya ha sido el lanzador más consistente y dominante después de Valdez en el torneo. El cubano cubrió cinco o más entradas en nueve de sus 10 salidas en la temporada, a excepción de la de este viernes, donde solo pudo cubrir cuatro episodios y le marcaron tres carreras, subiendo su efectividad a 2.06.
Con su actuación del viernes, Valdez mejoró su marca a 5-1 en ocho presentaciones, descendió su porcentaje de carreras limpias permitidas a 1.58 y con sus cinco ponches, llegó a 46 en la temporada, conquistando de esta manera la triple corona del picheo en el campeonato de su país.
Valdez se convirtió en apenas el cuarto lanzador en conquistar la triple corona del picheo, al liderar la liga en victorias, efectividad y ponches en la historia del béisbol dominicano junto a Diomedes ‘Guayabin’ Olivo (1951), Pete Burnside (1956) y James Rodney Richard (1974-75).
El veterano diestro fue un sinónimo de dominio en esta etapa de la campaña, acumulando un total de 45.2 entradas (tercero en la liga), promediando más de un ponche por episodio trabajado y, además, solo permitió ocho carreras limpias y apenas un cuadrangular.
Su control de la zona de strike fue otro de los puntos fuertes del lanzador, quien depende más de su localización y control de sus picheos que de la velocidad de los mismos. En su recorrido, Valdez otorgó apenas seis bases por bolas, promediando 7.6 ponches por cada transferencia.
La labor de César rayó casi en la excelencia, permitiendo tres carreras limpias en solo una de sus ocho presentaciones, en siete ocasiones le anotaron dos o menos vueltas y en cuatro no le pisaron el plato, sin que su defensa cometiera un error para provocarlo.
Pero más allá de las estadísticas, las cuales muestran que siempre le brindó la posibilidad a su equipo de ganar el partido (Licey ganó seis de sus ocho aperturas), está en las situaciones en las que le tocó subir al montículo, como la de este viernes.
En ella, aseguró el pase del conjunto a la postemporada y obligando a su principal contendor (las Águilas), a disputar una mini serie, en la cual se jugarán la vida ante los Leones del Escogido.