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El desorden sin vigilancia ni control, amo y señor de la “Doble Vía” en Verón

Patty de la Cruz


VERÓN-PUNTA CANA. La Doble Vía de Verón, una calle llena de colores como el
arcoíris y personas que a diario abren sus negocios para recibir el pan de cada día.
Esta calle está situada en una parte céntrica de esta localidad altagraciana.

Como los números y el mar son incontables, así mismo es imposible enumerar las
personas que transitan esa calle entre vendedores ambulantes, negocios de comida,
centros de diversión y bancas de apuestas y de lotería para los aficionados de los
números.

A las 3:22 de la tarde, el flujo de las maquinarias pesadas es constante llevando
materiales a las calles que están en proceso de asfaltado.

Casi siempre, los motoristas andan a alta velocidad, igual que otros vehículos que de
manera ininterrumpida suben y bajan esta calle. Es así: en horas de la tarde, el ruido
incesante es producido mayormente por los mofles de motocicletas.

Mientras cae la tarde, hay cientos de peatones transitando por esa calle, quienes se las
arreglan para caminar en medio de decenas de vehículos estacionados a ambos lados
de esta vía. Los carros y motocicletas también ocupan las aceras, que es el único
espacio que tienen los de a pie para caminar.

Cuando el día se despide, el ambiente en la Doble Vía se transforma. Llega la noche.
Las tiendas de ropa cierran; los lugares de comida rápida, plazas comerciales y
almacenes igualmente bajan sus puertas.

El ruido producido por los motores inicia una competencia feroz con el estruendo de las
bocinas de los establecimientos de bebidas alcohólicas. La contaminación sonora
invade la privacidad de los hogares donde vive gente que trabaja de sol a sol y desea
descansar, pero no puede.

La noche avanza. Son las 9:00 y la Doble Vía adquiere otra connotación. Las personas
ocupan parte de la estrecha vía y las aceras para colocar sillas en esos espacios
públicos, para ingerir bebidas y pasarla bien aun transgrediendo el derecho a transitar
de los peatones.

El patrullaje policial brilla por su ausencia. Nadie vigila. Nadie controla este desorden
visto por muchos como algo normal en esta zona de Verón-Punta Cana.

LO SABEN, PERO NO HABLAN

La gente se queja del caos, aunque sin identificarse por temor a represalias. “Cuando
me duermo cierro los ojos y mis oídos”, manifestó una comerciante de la zona que dice
nunca escuchar nada de los líos que se arman cerca de ella.

Comerciantes de este lugar, aunque saben bien lo que pasa a su alrededor, también se
muestran renuentes a hablar de esta problemática. La madrugada del pasado lunes 28, el joven Brandi Yunior Manzano Rosario, de 18
años, fue herido de bala por una persona en el centro de bebidas alcohólicas conocido
como Molly, ubicado en dicha calle.

En el entorno de esta discoteca, igual como pasa en todos los centros de diversión, el
gran movimiento de personas valida la característica principal de la Doble Vía, la falta
de regulación de las autoridades locales para controlar el desorden que impera a todo
lo largo y ancho de esta calle.

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