EFE
Estados Unidos. Miles de millones de personas se preparan este viernes para festejar unas fiestas de Navidad nuevamente ensombrecidas por la pandemia de coronavirus, cuya variante ómicron ha provocado nuevas restricciones que afectan los reencuentros familiares.
Por segundo año consecutivo, cuando las vacunas parecían ofrecer un horizonte algo más esperanzador, el repunte de contagios lanzó un jarro de agua fría para las celebraciones de Sídney a Sevilla.
En Belén, lugar de nacimiento de Jesús según la tradición cristiana, el sector hotelero que esperaba la llegada de turistas está decepcionado. Tras un confinamiento casi total hace un año, Israel volvió a cerrar sus fronteras.
Los scouts, con sus boinas con pompón en la cabeza, efectuaron a las 9H00 locales su tradicional desfile en el casco histórico, bajo un cielo cubierto y el frío matinal. El sonido de los tambores y las gaitas trajo un poco de alegría a la plaza del Pesebre, junto a la Basílica de la Natividad.
Como en 2020, la misa de gallo estará reservada a un pequeño círculo de fieles, solo bajo invitación.
La procesión encabezada por el patriarca latino de Jerusalén Pierbattista Pizzaballa debería atraer más gente que el año pasado gracias a restricciones algo más flexibles.
En el Vaticano, el papa Francisco presidirá el viernes la tradicional misa de Navidad a las 19H30 (18H30 GMT) en la basílica de San Pedro. El sábado al mediodía dirigirá su octava bendición Urbi et Orbi desde la misma plaza.
En general, las celebraciones serán generalmente más distendidas que el año anterior, cuando apenas se empezaban a administrar las primeras vacunas. En Estados Unidos, millones cruzan el país para reunirse con sus familias.
Pero la pandemia sigue allí: los holandeses están confinados, Broadway anuló los espectáculos navideños, Perú prohibió reuniones familiares y fiestas en Navidad y España reintrodujo la mascarilla obligatoria en la calle, mientras que su región Cataluña impuso un toque de queda nocturno.
Los australianos, los primeros en celebrar la Navidad, podrán en su mayoría viajar por el interior del país y reencontrarse con parientes por primera vez desde el inicio de la pandemia a pesar del récord de contagios registrado.
“Todos hemos sido testigos de escenas conmovedoras de gente reencontrándose en aeropuertos después de meses de separación”, dijo el arzobispo católico de Sídney, Anthony Fisher, en su mensaje navideño.
“En un periodo tan sombrío, Navidad es un rayo de sol, un fragmento de esperanza”, agregó.
Para el primer ministro británico Boris Johnson, un certificado de vacunación sería el mejor regalo a pies del árbol.
“Aunque el tiempo para comprar regalos ya ha terminado teóricamente, hay todavía una cosa maravillosa que pueden ofrecer a su familia y a toda el país y es obtener esta dosis, sea la primera, la segunda o el recordatorio, para que las fiestas del año próximo sean todavía mejor”, dijo.
En Moscú, en pleno periodo de tensión con los países occidentales por Ucrania, Vladimir Putin pidió a “Ded Moroz” (el Abuelo Frío, el Papá Noel ruso) que ayude a Rusia a llevar a buen puerto sus proyectos.
“Espero que no solamente nos traiga regalos, sino que también concrete los proyectos del país y de cada uno de sus ciudadanos”, dijo el presidente.
Tras un otoño de renovadas esperanzas por la vacunación, la aparición de la variante ómicron ensombreció el ambiente en muchos hogares.
En la plataforma Netflix, el programa más popular no es la típica película navideña, sino “Imperdonable”, una oscura cinta protagonizada por Sandra Bullock sobre la redención de una antigua presidiaria.
En la lista de libros más vendidos del New York Times figuran libros sobre identidad y esclavismo. Y en Spotify, el imperecedero “All I want for Christmas is you” (Todo lo que quiero para Navidad eres tú) ha sido desbancado por una canción sobre una ruptura llena de lenguaje grosero.