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El principal líder opositor de Japón toma pulso al país una vez más

Tokio,  (EFE).– El principal líder opositor de Japón se enfrentará este domingo al eterno partido gobernante, por décadas difícil de desbancar. Con varias crisis a sus espaldas pero con el respeto de la ciudadanía, Yukio Edano toma el pulso al país una vez más.

Nacido en 1964 en Tochigi, al norte de Japón, fue su abuelo quien plantó en él la semilla política puesto que insistió para que le nombraran tras Yukio Ozaki (1858-1954), un parlamentario liberal de la democracia nipona considerado el padre de la constitución.

Tal vez también por eso, cuando en 2017 Edano creó un nuevo partido a tan solo unas semanas de las elecciones generales de aquel año, lo bautizó Partido Constitucional Democrático de Japón (PCDJ), logrando situarse como principal fuerza opositora frente al todopoderoso Shinzo Abe del Partido Liberal Democrático (PLD).

Su carrera como parlamentario había comenzado a los 29 años, en los 90, y a pesar de sentarse por primera vez en el Gobierno con el Partido Democrático (ahora extinto) en 2009 -el año en que desbancaron a los conservadores- continuas desavenencias entre las formaciones opositoras marcaron su trayectoria.

Edano ocupó los cargos de ministro de Exteriores y de Economía durante el mandato de 2009 a 2012, así como el de Secretario del Gabinete, pero si hay algo por lo que le recuerdan todos los japoneses es por su papel durante la peor crisis nuclear vivida en el país.

EL ROSTRO IMBORRABLE DE UNA CRISIS NUCLEAR

Detractores y votantes coinciden en una cosa: Nadie estaba preparado para lidiar con una de las crisis más graves de Japón, cuando en 2011 un tsunami provocó en la central de Fukushima el peor desastre nuclear después de Chernóbil (1986).

Durante los días y meses posteriores al Gran Terremoto del Este de Japón, fue Yukio Edano quien salía a todas horas en pantalla como portavoz del Gobierno, quizá porque conocía bien la región afectada, por sus años de estudiante universitario de Derecho en la Universidad de Tohoku.

Millones de expectantes y angustiados ciudadanos vieron cómo, día tras día, el rostro de un Edano vestido con el uniforme gris utilizado en situaciones de emergencia se deterioraba mientras informaba del estado de la central y llamaba a la calma.

Hasta el punto de que, a pesar de la preocupante situación y las continuas evacuaciones por la radiación, algunos nipones, clementes, le pidieron a través de las redes sociales que descansara: «Edano, duerme».

La crisis nuclear, lejos de acabar con su carrera política le granjeó el respeto de muchos ciudadanos, aunque la discutida actuación de aquel gobierno de oposición sigue pesando en la memoria de muchos votantes, que opina que no son capaces de volver a gobernar.

Aún así, Edano no se ha rendido y es su incansable objetivo de seguir juntando fuerzas y presentarle batalla al partido gobernante lo que los ciudadanos parecen valorar.

«Alguien tiene que hacerlo» o «no hay nadie más capaz de aglutinar a las formaciones opositoras», afirman voces en el país.

¿SEGUNDA OPORTUNIDAD?

Edano ha criticado duramente la actuación del Gobierno durante la pandemia, por ir en ocasiones en contra de la opinión científica, así como las maniobras recientes durante la crisis de popularidad del PLD y el cambio de Ejecutivo, a tan solo un mes de las elecciones, para salvar el partido.

El partido de Edano ha decidido para estos comicios concurrir en bloque junto a otras cuatro fuerzas, entre ellas el Partido Comunista de Japón, una tarea mayúscula hasta ahora que en estos días de campaña podría otorgarle rédito político o alejar a votantes indecisos.

De llegar al poder, Edano afirma que aumentará las prestaciones de los trabajadores sociales y sanitarios, así como que atenderá el estancamiento salarial de las clases media y a las rentas más bajas. Además, Japón pondría fin a la energía nuclear.

Es la segunda vez que este líder nipón se presenta a unos comicios generales como cabeza de partido, y lo hace al frente de una formación de breve historia, pero su figura es garantía en unas elecciones donde no todo parece estar perdido. 

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