Bangkok, (EFE).- La junta militar de Birmania que tomó el poder en febrero mediante un golpe de Estado insistió en su compromiso de celebrar elecciones generales en 2023, señaló el general Min Aung Hlaing, recoge este viernes la prensa oficialista.
El militar golpista, autoproclamado primer ministro interino, recalcó en un discurso el jueves durante una reunión de altos cargos castrenses la necesidad de unos comicios «libres y justos» al denunciar que la votación celebrada en noviembre de 2020 careció de la «equidad de la democracia», publica hoy el diario The New Global Light of Myanmar, controlado por el Ejército desde el sublevamiento.
El fraude electoral en los pasados comicios, donde arrasó como ya hiciera en 2015 el partido liderado por la premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, es el principal argumento que mantienen los militares para legitimar el fin de la democracia birmana.
La asonada, a la que se opone la gran mayoría de la población, ha sumido a Birmania en una espiral de crisis y violencia, con una dura represión del Ejército contra la disidencia y el empeoramiento de conflictos armados a lo largo del país.
Además de protestas pacíficas y un movimiento de desobediencia civil, se han formado milicias civiles que han tomado las armas junto a las guerrillas étnicas que llevan en conflicto con el Ejército birmano desde hace décadas.
Más de diez meses después de la asonada, la junta militar sigue sin tener el control completo del país a pesar de la brutal violencia utilizada contra la disidencia y que ha causado hasta la fecha al menos 1.365 muertos, según la oenegé birmana Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP)
A pesar de estos datos de víctimas, verificados por AAPP y que según estos el número verdadero sería considerablemente superior, Min Aung Hlaing dijo en el discurso que «el Ejército está tomando medida pacíficas para minimizar el número de víctimas».
En los últimos días, una guerrilla étnica de la minoría Karen, este del país, denunció el ataque indiscriminado del Ejército contra la población civil en varios asentamientos mediante el uso de artillería pesada y ataques aéreos.
Miles de birmanos asentados en la frontera con Tailandia han cruzado la línea invisible que separa ambos países para refugiarse temporalmente en la nación vecina.
Suu Kyi, quien desde el levantamiento ha sido acusada de múltiples cargos penales, fue sentenciada a principios de mes a cuatro años de prisión, rebajada a dos por un perdón del general golpista. EFE