Verón. Bajo una enramada hecha de madera y zinc, con una pizarra colocada en el suelo, y a pocos metros de uno de los complejos turísticos más influyentes de República Dominicana, reciben docencia parte de los estudiantes del Centro Educativo Juanillo, una escuela, que constantemente denuncia un sinfín de precariedades.
Los maestros y alumnos se han visto obligados a tener que dar la docencia al aire libre, expuestos a los constantes rayos de sol, al polvo y ruido de vehículos de carga pesada y liviana que transitan durante el día.
Los cursos segundo matutino, tercero vespertino, cuarto matutino y quinto vespertino, son impartidos en el patio de la escuela, ya que no cuentan con suficientes aulas para tener todos los cursos de educación básica en la estructura escolar.
Asimismo, cuando llueve los docentes se ven forzados a suspender la docencia para esos cuatro cursos, o simplemente acogen a los niños que asistieron dentro de otro curso para que no se mojen y no pierdan clases.
Los menores toman las materias educativas apiñados en unos asientos de madera, muchas veces estos estudiantes deben colocar sus herramientas de trabajo en el suelo ya que el espacio es reducido. También las butacas son escasas, por lo que algunos niños tienen que sentarse en sillas y escribir en sus piernas porque no tienen donde apoyar. Mercedes Contreras, una madre de una de las alumnas que recibe clases en el patio del plantel expone su constante preocupación por la falta de mano amiga que ha tenido el centro educativo.
De igual modo, agregó que muchos niños solo asisten una o dos veces a la semana. “En lo que finaliza el año, los niños tendrán que tomar clases así. Estamos por construir dos aulas”, dijo Yeni Lewis, directora del centro.
FALTA DE AULAS
Anteriormente, los niños tomaban clases en una iglesia de la misma comunidad, que les fue cedida para que pudieran seguir con el pan de la enseñanza.
Pero esta iglesia se vio imposibilitada a seguir con las clases debido a un enchufe, del cual salía agua sin ninguna explicación. El piso se mojaba y los niños tenían que tomar clases en pisos mojados o simplemente ayudar a secarlos.
Días después este problema empezó agravarse y los niños tuvieron que salir de allí, ya que las puertas estaban dándoles corriente a los maestros y alumnos.
La escuela se encuentra completamente abierta, es decir, que cualquier persona podría entrar en contacto con los niños, porque no existen verjas ni puertas que separen a los menores de la calle de Juanillo.
Los padres y docentes piden ayuda para que se pueda construir unas cuantas aulas más para los demás alumnos, ya que en diversas ocasiones han acudido a las autoridades de Educación, pero ellos no han recibido respuestas.