El impacto del fentanilo en la sociedad estadounidense es devastador y no discrimina entre clases sociales, edades o comunidades étnicas.
El fentanilo es un opiáceo sintético extremadamente potente que ha desencadenado una crisis de salud pública sin precedentes en Estados Unidos. Para que conozcamos la magnitud del problema vaya por delante un dato: el fentanilo es decenas de veces más potente que la morfina.
En la década de los noventa del siglo pasado, este opiáceo estaba destinado al tratamiento del dolor severo en pacientes con dolor crónico, sin embargo, la facilidad con la que es posible acceder a él, así como su uso desmedido ha provocado un alarmante incremento de las muertes por sobredosis. Y es que pequeñas cantidades de este fármaco pueden ser letales.
En los primeros años del siglo XXI comenzó a aumentar el uso de fentanilo en algunas áreas de Estados Unidos, agravándose el problema a partir del año 2013, cuando comenzó a registrarse un aumento significativo del fentanilo ilícito con fines recreativos.
Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, las muertes por sobredosis de fentanilo se han incrementado significativamente en los últimos años.
Tan solo en el año 2020 se comunicaron más de 57.000 muertes relacionadas con los opiáceos sintéticos. Gran parte del problema se sustenta en que el fentanilo ilícito se mezcla con otras drogas, como la cocaína o la heroína, en el mercado negro.
Muchas de estas drogas pueden contener fentanilo sin que el consumidor sea consciente ello, lo que incrementa de forma peligrosa el riesgo de sobredosis.
Es precisamente esta presencia en el mercado ilegal, mantenida y en alza, la que ha generado una preocupación constante entre las autoridades sanitarias y policiales estadounidenses.
La tercera pieza del problema es su impacto en las diferentes comunidades del país, en independencia del estatus socioeconómico y la ubicación geográfica. Se ha registrado un aumento de las tasas de sobredosis relacionadas con el fentanilo tanto en áreas urbanas como suburbanas o rurales.
La droga zombi
En muchas ocasiones se recurre al término “droga zombi” para referirse al consumo de fentanilo, debido a que sus efectos son devastadores sobre nuestro organismo. Los usuarios pueden experimentar una pérdida de conciencia o caer bajo los efectos de un estado semiconsciente, en otros casos exhiben comportamientos apáticos o desconectados con la realidad, que conducen a estados de letargo profundo, somnolencia extrema y dificultad para mantenerse despierto.
La persona pierde el contacto con lo que le rodea y se comporta como si fuera un “zombi”.En cualquier caso, conviene resaltar que los efectos del fentanilo varían de persona a persona y que se encuentran influenciados por la pureza el fármaco, la tolerancia del individuo y la dosis consumida.
La desconexión de la realidad no es un efecto terapéutico deseable cuando se realiza una prescripción segura, sino que se trata de un síntoma característico de un consumo inadecuado y que puede conducir a graves consecuencias para la salud, entre ellas la muerte por parada cardiorrespiratoria.
Un problema que requiere un trabajo multidisciplinarioEl problema del fentanilo en Estados Unidos es un desafío complejo que requiere una respuesta integral y coordinada, y un abordaje multidimensional.
Por una parte, se necesita una campaña de concienciación de la población, en la que se debe incluir la divulgación sobre los peligros de la adicción y del uso indebido del medicamento.