Al igual que las mujeres no deben normalizar el dolor de menstruación o el de las relaciones sexuales, entre otros problemas ginecológicos, los hombres también consideran normales algunos temas de salud urológica o sexualidad masculina cuando no lo son.
Disfunción eréctil
Muchos hombres asocian la disfunción eréctil a la edad, normalizan que no tienen erecciones y por ello no buscan solución o tratamiento. Sí es cierto que la pérdida de la calidad de erección puede ser un proceso ligado al envejecimiento (a partir de los 50-60 años), pero desde el lanzamiento de fármacos (sildenafilo, tadalafilo…) ya no supone un problema puesto que estas sustancias resultan muy eficaces.
“Un porcentaje altísimo de hombres no acude al especialista para tratar la pérdida de erección, incluso los de 50-60 años, es decir, pacientes jóvenes que no saben que se puede recuperar. Es más, el problema es que no solamente ellos son los que normalizan esto, sino también muchos médicos”, señala Francois Peinado, jefe de urología del Hospital Ruber Juan Bravo.
“A pesar de ser una de las patologías más frecuentes vistas por urólogos, sigue siendo un tema tabú para un gran número de hombres. Se estima que un individuo tarda alrededor de 1 – 2 años en consultar con un especialista debido a que se avergüenzan de su situación y por miedo a ser estigmatizados o rechazados”, lamenta el doctor Juan I. Martínez-Salamanca, coordinador del Grupo Uro-Andrológico de la Asociación Español de Urología y director médico de Lyx Instituto de Urología.
Los estudios muestran una prevalencia de disfunción eréctil entre un 45-52% en hombres de 40 a 70 años de edad. En España se estima que hay entre 5 y 7 millones de hombres con disfunción eréctil.
Tratamientos: fármacos, inyecciones y cirugía
Ante un paciente con disfunción eréctil, los médicos siempre comienzan por tratarlo con los cuatro fármacos orales que se prescriben con diferentes dosis según la actividad sexual del paciente: “Mínimo se debe probar entre cuatro y seis ocasiones diferentes”, recalca Peinado. Este especialista comenta que muchos pacientes, cuando se toman por primera vez una pastilla y no les funciona, piensan que ya no va a ser eficaz y abandonan el tratamiento, y no es así.
“Hay que probarlo, y luego reevaluar. El problema es que muchísimos hombres no lo toman de la forma correcta. Hay que tomar la pastilla mínimo una o dos horas antes de la relación sexual e intentar que no coincida con la comida”. Además, añade Peinado, “debe haber deseo o excitación, y si no lo hay pues entonces el problema no es el fármaco, sino la persona, la situación, la pareja…”.
Si finalmente los fármacos no resuelven el problema de erección, entonces el siguiente escalón es intentarlo con las inyecciones intracavernosas en las que el propio paciente se inyecta dentro del pene un fármaco (tardan unos 5 o 10 minutos en actuar). Esta sustancia “produce una respuesta eréctil sin necesidad de deseo sexual”, detalla Peinado.
Si estas inyecciones no funcionan, algo que suele suceder -”tienen una alta tasa de abandono o rechazo”, precisa Peinado-, el último recurso son las prótesis de pene. Según explica el urólogo, las inyecciones se rechazan porque a los hombres no les gusta pincharse en el pene. Y también porque provocan erecciones no tan fisiológicas, en muchos casos, molesta o dolorosa.
Eyaculación precoz
Otro de los problemas de salud que los hombres normalizan es la eyaculación precoz, una de las afecciones sexuales masculinas más comunes, según explica Martínez-Salamanca: “A pesar de estar infradiagnosticada, hasta un 30% de la población masculina se ha visto afectada por esta enfermedad”.
Martínez-Salamanca resalta que pocos hombres buscan tratamiento para esta afección. Según su experiencia, existen muchos conceptos erróneos y creencias sobre esta disfunción, que disuaden a los hombres de hablar de ella. En su opinión, el culto al desempeño sexual masculino hace que la eyaculación precoz sea un tema difícil de tratar en la consulta. Entre la pornografía y el deber de ser viril, la presión de ser un “amante perfecto” inquieta a muchos pacientes, indica el doctor. Este especialista detalla que los dos motivos principales por los que los hombres no acuden al urólogo es por vergüenza y la creencia de que no existe tratamiento.
«Es importante mencionar que, en la mayoría de las veces, la eyaculación precoz tiene un efecto perjudicial sobre la confianza en uno mismo y la relación con la pareja y, en ocasiones, puede causar angustia mental, ansiedad, vergüenza y depresión”, advierte Martínez-Salamanca.
Incontinencia urinaria
Los hombres también tienden a normalizar la incontinencia urinaria, un problema de salud que también está infradiagnosticado. Se estima que más de 6 millones de hombres la sufren en España. La prevalencia en hombres mayores de 65 años alcanza hasta un 33%. Martínez-Salamanca lo define como la “pérdida involuntaria de orina a través de la uretra, objetivamente demostrable y que constituye un problema higiénico y social”.
Los motivos por los que los hombres ocultan esta afección y no recurren a un médico es por “vergüenza, la creencia de que la incontinencia es una parte normal del envejecimiento, y la poca conciencia o las bajas expectativas de tratamiento”, apostilla Martínez-Salamanca. Sin embargo, existen varios tratamientos, tanto farmacológicos como quirúrgicos, capaces de restaurar su calidad de vida.
Peinado explica qué situaciones se traducen en “orinar mal”: la urgencia por ir al inodoro, no tener capacidad de aguante, levantarse por la noche o hacerlo cada poco tiempo o en varios tiempos. Por ser un proceso ligado al envejecimiento debido al crecimiento benigno de la próstata, los hombres “creen que es algo normal, y algunos pasan años así sin consultar al médico”. Este urólogo indica que levantarse por la noche a miccionar puede estar relacionado con la próstata y también con problemas cardiacos.
Asimismo, prosigue Peinado, la urgencia por orinar puede estar vinculada a un prostatismo o a un reflejo condicional. Sobre este último se refiere, por ejemplo, a la necesidad de orinar nada más llegar a casa, al meter la llave de la puerta de la vivienda o al entrar en el ascensor. “Se dispara un reflejo, les entra la urgencia y no les da tiempo de llegar al baño y se orinan encima”.
Para efectuar el diagnóstico y tratar la incontinencia urinaria, los urólogos primero realizan una ecografía urológica, análisis de sangre y orina (incluida la prueba de PSA para detectar cáncer de próstata) y, muy probablemente, un tacto rectal. Después, en función de los síntomas, prescriben fármacos. Peinado afirma que estos resultan muy eficaces, pero “si la respuesta no es satisfactoria, la única opción es la cirugía de próstata. Actualmente, esta intervención se lleva a cabo mediante el procedimiento o técnica de enucleación con láser, con magníficos resultados y muy pocos efectos secundarios”.
Revisiones médicas
Todavía muchos hombres no van al médico para hacerse, sobre todo a partir de los 50 años, un chequeo general de salud y, en especial, urológico. “Mientras que las mujeres, desde jóvenes, están más concienciadas de acudir al ginecólogo a realizarse pruebas, los hombres no. Solo consultan cuando algo está mal, y esto no es normal”, sostiene Peinado. El doctor recalca que si no existen antecedentes familiares por de cáncer de próstata (padre o hermanos), lo aconsejable es empezar con las revisiones urológicas a partir de los 40-45 años. A los 50 años, recomienda una revisión general con una analítica completa de sangre y una ecografía de la próstata.