Luego que miles de personas quedaran sin empleos por la pandemia, por trabajar en actividades vinculadas al turismo, es incuestionable la voluntad que ha mostrado la Junta Municipal de Verón-Punta Cana para sumarse a las estrategias del Gobierno Central en aras de levantar la industria turística local.
Verón-Punta Cana ha sido una de las demarcaciones más golpeadas por las secuelas del covid-19, dada su mundialmente conocida característica de ser el polo turístico más importante de República Dominicana, y de los más visitados de toda la región caribeña. Sin embargo, la vida continúa su ritmo indetenible y su agitada cotidianidad.
Esto sugiere atender otras situaciones que no necesariamente están directamente vinculadas al coronavirus covid-19, pero que también afectan de distintas formas la imagen de este destino y la vida de sus munícipes.
Podríamos citar varios frentes a los cuales nuestras autoridades deben prestar atención sin demora, pero en esta ocasión preferimos aludir la preocupante fachada que exhibe todo el entorno del Bulevar Turístico, puerta de entrada a los atractivos que representan el cuerpo y el alma de esta localidad.
Barandas rotas, desvíos y retornos improvisados, grandes y peligrosas rocas haciendo las veces de advertencia a usuarios de esos cruces inventados, es solo parte del desbarajuste que afecta a esta importante vía. Y para colmo de males, hay puntos que figuran repletos de basura.
De seguir este derrotero, muy pronto tendremos un cuadro peor al que hemos descrito, con consecuencias funestas para la preservación de un nombre construido sobre la base de mucho esfuerzo y sacrificios.