Si luce que partiremos de cero, no en el marco constitucional y jurídico y nueva fuerza moral como contrato social constituyen ventajas comparativas para restablecer y acelerar el relanzamiento de la Nación. Con la creación en el 1997 de la Comisión de la Reforma a la Empresa Pública.
Primera en tiempo de vida democrática, se pretendía simplificar el Estado ante el fracaso como administrador. Pues este proceso conocido como la capitalización gubernamental sus resultados de alguna manera, generaron partes del estado de situación de hoy, tanto en la forma como los criterios administrativos y éticos-morales empleados para actualizar el gobierno, el cual consistió en desmantelar las empresas del patrimonio nacional.
Este fracaso alimentó el progresivo deterioro de la confianza del gobierno. Con la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental en el 2012, se buscaba parar la corrupción gubernamental, un pecado social. Ambas disposiciones no fueron suficientes, por el contrario oxigenaron al monstruo, que de mantenerlo vivo, devoraría la base que sostienen las condiciones que garantizan la convivencia democrática y la estabilidad El gobierno de Luis deberá ser el remedio de los efectos de las crisis recibidas y de las parálisis causadas por la pandemia.
Para su articulación del cambio y relanzar el país se requiere rencauzarlo con medidas profundas a la institucionalidad, prácticas ética-moral y una visión de Estado y de administración pública que aseguren la transparencia, la optimización de los procesos de transformación y restaurar al servidor público, primero con planes para encarar los desafíos encontrados, mejorando las vidas de los dominicanos.
Esto significaría un trato social para regular el comportamiento de los funcionarios en beneficio de la convivencia social. Con las reformas anunciadas de eliminar o fusionar instituciones, la conformación de equipos para recuperación económico-social y de esa manera, rescatar la confianza y la credibilidad del gobierno de establecerse, de igual manera, el control del dispendio, racionalizar el gasto público y afianzar el desarrollo que beneficie a la mayoría.
El gobierno tiene el compromiso de fortalecer las funciones del Estado. Alberga la responsabilidad de reestructurar del gobierno, hacerlo eficiente, y basarlo en valores positivos y en un código de conducta que impriman en el proceder del empleado público, de tal manera que sea percibido como un servidor. En fin, esta administración pública cierra un ciclo y se abre otro para las estructuras estatales fortalecidas para enfrentar los retos heredados y los estructurales como la pobreza y, resarcir parte de la deuda social contraída al pueblo dominicano.