Verón.- Los Precios de los combustibles en República Dominicana presentan tendencia alcista ante la reapertura de la economía y la creciente demanda del petróleo en el mundo. No obstante, los aumentos establecidos por el Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes son porcentualmente mayores a las alzas del petróleo.
A inicios del presente año, el Covid-19 provocó la parálisis económica de diversas naciones que tuvieron que someterse a un confinamiento obligatorio, incluyendo a República Dominicana. Esto provocó que disminuyera la demanda del petróleo, la caída de sus precios en el mercado y a su vez, también los precios de venta de los combustibles han llegado a “estar por el suelo”.
El 7 de marzo, 10 días antes de que el gobierno estableciera el estado de emergencia, el Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes (MICM) estableció los últimos precios de venta del combustible antes del confinamiento.
Al momento del cierre de esta edición, y en mitad de la Fase 1 de la reapertura gradual de la economía nacional, estos combustibles se venden hasta un 18% más bajo que en ese entonces y durante el confinamiento llegaron a estar hasta un 25% menos.
Sin embargo, en febrero un barril de petróleo oscilaba el precio de US$66,14 y en abril llegó a venderse hasta un promedio de US$18.38 por barril, lo que representó una caída de más del 50% durante el transcurso de dos meses. Los precios del combustible en RD nunca llegaron a esos porcentajes ¿Por qué?
¿Cómo se fijan los precios de los combustibles en República Dominicana?
Los precios de los combustibles que consume la población dominicana para sus distintas actividades, es una función que desempeña el Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes (MICM), institución que basa sus cálculos en distintas variables.
En primer lugar, se encuentra el precio de paridad de importación (PPI). Este opera bajo el principio conforme al cual los precios de venta para las terminales de combustibles se establecen en función de lo que le hubiese costado al Estado dominicano si los productos vendidos cada semana hubiesen sido importados en su totalidad. Este precio refleja entonces los gastos en los que se incurre por importación y manejo de terminales de importación.
A esto se suman los dos impuestos aplicables a los combustibles. El primero es un impuesto fijo por galón establecido en la Ley 112-00, del 16 de noviembre de 2000. Adicionalmente, existe un impuesto ad valorem, que en la actualidad es de un 16% del precio de paridad de importación.
Además, existen márgenes de comercialización para cubrir los costos de las tareas de distribución, transporte y detalle. Finalmente, existe una herramienta destinada a moderar las alzas de los precios de los combustibles, establecida mediante el Decreto No. 625-11, del 14 de octubre de 2011.
Cuando se producen alzas en los precios combustibles, el Estado puede no realizar un incremento proporcional en el precio local, asumiendo en estos casos una deuda frente a los importadores. Posteriormente, cuando se producen bajas en los precios internacionales, el Estado debe compensar las pérdidas disponiendo el traspaso parcial de las bajas para compensar las alzas que no se hicieron. En ese decreto es que está la clave de los aumentos del combustible, aún cuando los barriles de petróleo tienen cierta tendencia a la baja.
Según el boletín #34 del MICM, la institución aclara que gracias a ese decreto se puede regular de mejor forma el precio de venta de los combustibles en el mercado dominicano. Es decir, que en caso de que el PPI sea demasiado elevado, provocando así que se disparen los precios para el consumidor final, el Gobierno podría congelar los precios y asumir una deuda que podría pagarse más tarde, subiendo los precios en otro momento.
Por eso es que existe tanta disparidad porcentual entre la desvaluación o plusvalía del crudo del petróleo internacional, con respecto al combustible que se comercializa en República Dominicana.