En Mauritania, la obesidad femenina se ha convertido en un estándar de belleza arraigado en la cultura. Para muchas mujeres jóvenes, el peso no es solo una cuestión de salud, sino también una medida de su atractivo y estatus social. Desde una edad temprana, algunas niñas son enviadas a campamentos donde se les alimenta de forma forzada para ganar peso y desarrollar curvas. Aunque esta práctica está disminuyendo, muchas mujeres siguen sintiendo la presión de cumplir con los estándares de belleza tradicionales.
Para alcanzar estos estándares, algunas recurren a métodos extremos, como tomar pastillas o infusiones para aumentar su apetito, o incluso consumir medicamentos destinados al ganado que prometen un rápido aumento de peso. Sin embargo, estos métodos pueden tener graves consecuencias para la salud, como diabetes, enfermedades cardiovasculares y riesgo de infertilidad, e incluso pueden ser mortales.
A pesar de los riesgos, muchas mujeres están dispuestas a sacrificar su salud en busca de aceptación social y amor. Sin embargo, esta obsesión por el peso no solo afecta su bienestar físico, sino también su salud mental. Muchas luchan por aceptar sus cuerpos transformados y se sienten inseguras debido a los cambios físicos drásticos.
La presión para cumplir con los estándares de belleza impuestos por la sociedad refleja un problema más amplio de normas de género y roles tradicionales en la cultura mauritana. A medida que la sociedad evoluciona, es importante cuestionar y desafiar estos estándares poco saludables y promover una imagen corporal positiva y aceptación de uno mismo.