Nehemías 2:5 “y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré”. Reedificar es rehacer cualquier cosa de nuevo que puede ser material (una edificación, un zapato etc), emocional (una relación personal) o espiritual (la fe).
Muchas veces nos cuesta reedificar, ya sea una edificación porque no encontraremos elementos inesperados, que tal vez no hicimos nosotros como un cableado eléctrico, una tubería de agua lo cual conllevan a crear averías y eso ocasiona muchos disgustos, o una relación personal a veces por una discusión con un amigo nos distanciamos.
Otras más complicadas como una relación de padre a hijo o separación de parejas y siempre la salida más fácil es edificar una relación nueva antes que reedificar una ya existente. Nehemías llega a Israel después del cautiverio, donde la ciudad de Jerusalén fue destruida por completo. Nehemías estando en Susa, capital de Persa, recibe esta noticia.
El siendo copero del rey, recibe permiso de ir a reedificar los muros y las puertas de su natal ciudad. Cabe destacar que los muros componían parte de las fortificaciones de las ciudades en los tiempos bíblicos, estos bordeaban todo el espacio terrestre de la ciudad con el fin de proteger los pueblos y tenían como zonas vulnerables las puertas de las ciudades, donde en caso de ataque de un pueblo enemigo ellos tomaban las puertas para hacer entrada, pero también existían lo que eran las torres que estaban ubicadas junto a las puertas, allí estaba el atalaya o centinela, este era el encargado de dar una advertencia en caso de un ataque de un enemigo.
Al llegar a su ciudad inspecciona la triste realidad de los muros y las puertas, al ver esto llama sus paisanos a que cobren ánimo e inmediatamente reparte el trabajo de reedificación. A pesar de los levantamientos de los enemigos, la reedificación lograron hacerla en cincuenta y dos días.