Madrid.-EFE Los cigarros de tabaco son viejos conocidos, pero hay otras maneras para fumar que han surgido en los últimos años con formas, colores y aromas atrayentes que contienen sustancias igual de peligrosas o más a pesar de su aspecto: los cigarrillos electrónicos o vapeadores, así como los productos de tabaco consumidos por calentamiento.
Más de 4.500 sustancias en el tabaco
Empecemos con el tabaco convencional, los cigarrillos. Tienen 4.500 componentes y entre ellos se encuentran la nicotina, el monóxido de carbono, los alquitranes y las nitrosaminas, señala a EFEsalud el neumólogo experto en tabaquismo y expresidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), Carlos Jiménez.
La nicotina es la droga, la sustancia responsable de crear la adicción al consumo del tabaco mientras que el monóxido de carbono es el mayor responsable de las patologías cardiovasculares asociadas al hábito tabáquico.
El alquitrán es un fijo en el cigarrillo, una sustancia que no hay que olvidar que se utiliza para asfaltar las calles. Y otro grupo de sustancias que no faltan son las nitrosaminas, culpables de toda la patología tumoral, explica el experto de SEPAR.
Tumores de pulmón, laringe, esófago, páncreas y vejiga están “muy relacionados” con el humo del tabaco.
De hecho, según recoge la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) en su informe “Las cifras del cáncer en España en 2024” el tabaco es “con diferencia” el factor de riesgo responsable de un mayor número de cánceres. En el caso concreto de los tumores de pulmón, es el responsable del 90 % de ellos.
Arsénico, cadmio, níquel..
Desde la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), el médico miembro del Grupo de Abordaje al Tabaquismo, Rodrigo Córdoba, explica a EFEsalud que las sustancias cancerígenas que contiene el humo de tabaco son, entre otras, arsénico -un veneno mortal-, cadmio y níquel -que se utiliza para baterías- o cloruro de vinilo -que contienen los discos-.
Pero también tiene formaldehido -un conservante orgánico usado en laboratorios forenses y anatomía patológica-; polonio 210 -sustancia radioactiva-; y uretano -utilizado en embalajes-, indica Córdoba.
Como ya sabemos, no solo produce cáncer. El humo del tabaco contienen sustancias irritantes para los ojos y la vías respiratorias superiores, incide el experto de semFYC.
Se refiere a tóxicos como el amoniaco -usado en los limpiacristales-; la acetona -disolvente tóxico-; la acroleína -que causa enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)-; el cianuro de hidrógeno -un veneno usado como raticida-; metanol-utilizado como combustible de misiles-; el ya mencionado monóxido de carbono, que es mortal en espacios cerrados; o el tolueno -disolvente tóxico-.
A pesar de todas estas sustancias que contiene el cigarrillo y las enfermedades que provoca, según datos del Instituto Nacional de Estadística, en 2022 en España el 17 % de la población fumó a diario (el 20,2 % y 13,9 % de los hombres y mujeres, respectivamente).
¿Y los cigarrillos electrónicos?
¿Y los cigarrillos electrónicos o vapeadores, qué contienen? Antes de nada los expertos advierten de que en ningún caso estos dispositivos que tienen líquido en su interior sirven para dejar de fumar, sino todo lo contrario.
El porqué es sencillo, tienen sustancias también nocivas y adictivas.
El neumólogo de SEPAR señala que si bien hay cigarrillos electrónicos o vapeadores que se anuncian como libres de nicotina, no es así.
El experto de semFYC confirma este extremo y asegura que la información que viene en los más de 400 tipos de cigarrillos electrónicos que existen no es fiable.
“Mientras no se demuestre lo contrario, tienen nicotina y, a veces, la cantidades de las que informan tampoco son fiables”, señala Córdoba.
Sobre ello, el médico de familia asegura que a pesar de que existe regulación al respecto, nadie comprueba si tiene o no tiene.
También son conocidos como Dispositivos Susceptibles de Liberación de Nicotina (DSLN) y lo que hacen es calentar un líquido para convertirlo en vapor, que es lo que inhala la persona que lo consume.
Y además de tener nicotina, ese aerosol tiene propilenglicol, que causa asma infantil, así como glicerina vegetal, que puede provocar neumonía lipoidea.
Sustancias que contienen los aerosoles de estos dispositivos a las que hay sumar disolventes, también nitrosaminas, níquel, cromo, cadmio y plomo (todos ellos carcinógenos directos).
Enmascarando las sustancias tóxicas
Y, en este caso, estos dispositivos contienen aromatizantes de múltiples sabores que, según Córdoba “enmascaran el verdadero carácter del producto”.
Y esos aromas o distintas formas que tienen los DSLN son un atractivo para los jóvenes.
De hecho, el 6,6 % las personas de entre 14 y 18 años vapea a pesar de que ni siquiera deberían ni poder comprar estos productos, según una encuesta de semFYC realizada a más de 11.700 personas y presentada recientemente con motivo de la “Semana sin Humo”.
“Los sabores y los aromas no son extractos frutales, son productos químicos que imitan al sabor”, apunta Córdoba, quien subraya que esas sustancias, si además se calientan, hacen que el poder adictivo de la nicotina sea aún mayor.
Un experimento químico
Y según los oncólogos que participaron la pasada semana en un acto organizado por el Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP) vapear y fumar cigarrillos electrónicos desde la adolescencia podría adelantar la edad de inicio de este tipo de tumores.
“A los jóvenes hay que decirles, que si vapean, están inhalando un experimento químico, porque, además, algunas consecuencias a largo plazo todavía no se conocen”, alerta Córdoba.
Los oncólogos barajan la hipótesis de que los vapeadores tienen más carcinógenos que el tabaco convencional. Y advierten de que los nuevos dispositivos electrónicos se afianzan entre los jóvenes, de forma que el 54,6 % ya los ha probado.
“Los saborizantes con vainilla o limón, por ejemplo, sabemos que cuando se calientan producen sustancias tóxicas que pueden producir lesiones semejantes a las que aparecen en las primeras fases de la enfermedad pulmonar obstructiva”, afirma Jiménez.
El experto de SEPAR abunda en que son igualmente tóxicos que los cigarrillos y añade una pregunta muy gráfica: “Hay una cosa que yo siempre digo ¿usted qué preferiría, que le matara con una pistola de calibre 50 o con una pistola calibre 25?”.
Para dejar de fumar: asesoramiento y tratamiento
Y por todo ello no ayudan a dejar de fumar cigarrillos. Es más, aquellos que lo intentan de esta manera, en el 70 % de los casos se convierten en fumadores duales.
“Si alguien quiere dejar de fumar, lo que tiene que hacer es utilizar el asesoramiento psicológico y los tratamientos farmacológicos que han demostrado ser seguros y eficaces para ayudar a dejar de fumar”, remarca Jiménez.
Los calentadores de tabaco
Los productos que también preocupan a los expertos son los del tabaco consumidos por calentamiento porque también se perciben como menos perjudiciales o como alternativa a dejar el hábito tabáquico.
Se trata de tabaco mas compacto y que es calentado con un dispositivo hasta los 350-400 grados, cuando en el cigarrillo convencional la temperatura alcanza los 1.000 grados. Según el neumólogo de SEPAR, la industria tabacalera se excusa en que con ello hay menos sustancias tóxicas, pero “no es cierto”.
Al ser tabaco, sigue conteniendo las sustancias tóxicas y con la misma capacidad tóxica. Pero es que, incluso, tienen varias que no tienen los cigarrillos normales como la cianhidrina de formaldehido, que se encuentra en el filtro y que tiene una “altísima capacidad carcinógena”.
Y el humo o vapor que desprenden todos ellos, tanto el cigarro convencional, como el electrónico o como los calentadores de tabaco no solo perjudican a quienes lo fuman, sino a los que tienen alrededor. En el caso además de los dos últimos, sueltan aún más cantidad.
No hay que pasar por alto tampoco el tabaco de liar, que según el neumólogo de SEPAR, no es menos nocivo que el cigarrilo convencional. Incluso se ha encontrado que la cantidad de monóxido de carbono que contiene es más alta. También aumenta la capacidad adictiva.
Estas son algunas de la sustancias y consecuencias de fumar o vapear, y a partir de ahí, como dice Jiménez, “cada uno es libre de tomar una decisión u otra, pero teniendo en cuenta los riesgos a los que les puede conducir”.