Santo Domingo. Un día como hoy, hace 50 años (1973), desembarcó por la Paya Caracoles, en la bahía de Ocoa un grupo de nueve guerrilleros comandados por el coronel Francisco Alberto Caamaño, con la intención de derrocar al gobierno corrupto y represivo de Joaquín Balaguer.
Tras ser detectado antes de tiempo, el foco guerrillero fue aniquilado por las Fuerzas Armadas, que tras herir y capturar con vida a Caamaño lo asesinó junto a varios compañeros.
Los únicos que sobrevivieron fueron Claudio Caamaño Grullón, Toribio Peña Jáquez y Hamlet Hermann Pérez, este último falleció el pasado 19 de enero de este año.
El grupo guerrillero estaba integrado por: Francisco Alberto Caamaño Deñó (Román), Ramón Euclides Holguín Marte (Braulio), Mario Nelson Galán Durán (Juan), Claudio Caamaño Grullón (Sergio), Juan Ramón Payero Ulloa (Ismael),Toribio Peña Jáquez (Felipe) y Hamlet Hermann Pérez (Freddy). Tras ser capturados, Hamlet y los otros dos sobrevivientes fueron enviados al exilio.
Trece días después del desembarco el 16 de febrero, las Fuerzas Armadas anunciaron la muerte de Caamaño junto a dos de sus compañeros en el paraje Nizaíto, sección la Horma de San José de Ocoa.
El contralmirante Ramón Emilio Jiménez (hijo), Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas, el mayor general Enríquez Pérez y Pérez y el brigadier Juan René Beauchamps Javier, mostraron el cadáver de Caamaño a un reducido grupo de periodistas que fue traslado en helicóptero hasta el lugar donde se encontraba el cuerpo sin vida, y los de sus compañeros Heberto Lalane José y Alfredo Pérez Vargas, aunque las FFAA informaron que Caamaño había muerto en combate.
Testimonios posteriores afirmaron que Caamaño luego de ser capturado herido por tropas del Ejército Nacional que lo perseguían, fue fusilado, descuartizado y quemados sus restos. Mucho odio y demasiado temor inspiraron esa pérfida determinación gubernamental.
Informado el presidente Balaguer de su captura, le expresó al general Ramón Emilio Jiménez (hijo) que “en el país no había cárceles para un hombre como el coronel Caamaño”, dejando bien insinuado que procediera a su fusilamiento.
El general Ramiro Matos Gonzáles, anticomunista, quien dirigió la persecución y el cerco militar contra la escuadra guerrillera, en ningún momento advirtió a sus compañeros de armas que los cánones internacionales y los derechos humanos consagrados impedían asesinar al comandante apresado. Consintió el fusilamiento.
Balaguer los interpretó “al pie de la letra”, mientras una delegación dominicana junto a otros enviados de Washington, se cercioraban de que todo lo perversamente decidido fuera debidamente consumado.
Con la muerte del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó a los 40 años de edad, desapareció una de las figuras más importantes de la historia dominicana del siglo XX.