Alemania. Después de 16 años en el poder, Angela Merkel se despide de la Cancillería alemana.
El país celebra este domingo unas elecciones generales sin que figure en las papeletas el nombre de la actual canciller. Merkel, de 67 años, gobierna Alemania desde 2005 y ha liderado a su partido, la democristiana CDU, desde el 2000.
Alemania se prepara para la era pos-Merkel con el socialdemócrata Olaf Scholz como principal favorito. El democristiano Armin Laschet, sucesor de Merkel, buscará dar la vuelta a las encuestas que vaticinan su derrota. Por su parte, Annalean Baerbock, de Los Verdes, aspira a convertirse en la segunda mujer al frente de su país.
Según una encuesta de la televisión pública alemana, el 80% de los votantes de Alemania consideran que el legado de Angela Merkel ha sido positivo. De volver a presentarse, seguramente ganaría de nuevo las elecciones. Sin embargo, la canciller anunció a finales de 2018 que no buscaría la reelección.
«No buscaré la reelección cuando mi mandato termine en 2021», anunció Merkel en esa oportunidad.
Su partido, la conservadora CDU, se vio debilitado tras la derrotas en elecciones regionales en su país.
Merkel aseguró que asume «toda la responsabilidad» de la derrota y también anunció que dejará su cargo como máxima responsable de la CDU, puesto que ocupaba desde 2000.
El legado de Merkel aún está por decidir. Durante sus 16 años como canciller, se enfrentó a desafíos como la crisis migratoria en 2015, cuando permitió la entrada en Alemania de más de un millón de personas, o la crisis del euro, contra la que recetó medidas de austeridad.
Aún se desconoce lo que hará Merkel después de abandonar la política. «Dormiré un poco y pasearé por la naturaleza y pensaré qué es exactamente lo que quiero hacer», explica la canciller alemana.
En 16 años, el papel desempeñado por Alemania en el ámbito internacional cambió mucho. Coincidiendo con un importante aumento de los populismos, Merkel fue elegida por ‘The New York Times la nueva’ «líder del mundo libre».
La relación con Estados Unidos, muy deteriorada en los cuatro años de presidencia de Donald Trump, sigue siendo fundamental para Alemania. La influencia alemana aumentó en Asia y África, un continente al que viajó con más frecuencia que sus predecesores.
La canciller también profundizó en las relaciones con otros países en un deseo de que las relaciones internacionales se tornen un poco más multilaterales. Sin embargo, su balance en política exterior es objeto de debate porque el peso geopolítico de Alemania continúa por debajo de su influencia económica.
