PUNTA CANA. El pasado no es un asunto que haya quedado en el olvido y eso se ha puesto de manifiesto en las actuales relaciones entre España y México. Todo comenzó con la no invitación al rey Felipe, a los actos oficiales de toma de posesión de la presidenta de México Claudia Sheinbaum, realizados el pasado 1 de octubre.
Ante la no invitación, el Gobierno español elevó una protesta formal ante México por el veto a Felipe VI en la toma de posesión, un desaire que ha estresado las relaciones entre los dos países.
El pasado viernes, el monarca apeló al respeto sostenido en la amistad a la hora de hablar de posibles discrepancias en el seno de la comunidad iberoamericana.
En sus palabras, el rey Felipe se ha referido a Iberoamérica, como «una unidad en la diversidad, una cultura de culturas».
De su lado, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, consideró que España debe pedir perdón por los violentos actos de la colonización española en ese país de América del Norte. «Pedir perdón por parte de España, fortalecería las relaciones entre los dos países, ha dicho la recién juramentada mandataria.
Consideró la mandataria que es necesaria una disculpa pública por parte de España por la Conquista, ya que considera que disculparse es algo que «engrandece» a los gobiernos, al tiempo que ha asegurado que la relación bilateral sigue siendo «buena» al margen de esta cuestión.
En tanto que España, ha publicado una carta abierta en la afirma que «España liberó México (que no existía como país en tiempos de la «conquista»), y lejos de pedir perdón por ello debería exigir un agradecimiento en honor a la verdad histórica».
El cruce de palabras entre España y México por un asunto del pasado permite pensar que la memoria histórica latinoamericana no ha perdido vigencia y que hay temas pendientes en torno al grotesco período de la colonización.