El gobierno de Nicolás Maduro anunció este miércoles que convocó a consultas a su embajador en Brasil, Manuel Vadell, en respuesta al reciente veto de Brasil al ingreso de Venezuela en el bloque BRICS. Durante la última cumbre en Kazán, Rusia, Brasil bloqueó la solicitud de ingreso de Venezuela, incluso excluyendo al representante chavista de la foto oficial.
La decisión provocó una dura reacción desde Caracas, donde el Ministerio de Relaciones Exteriores acusó a Brasil de actuar en contra del consenso del bloque, al que se refirieron como un acto de “bloqueo irracional” y de “exclusión”.
Paralelamente, el ministro de Exteriores de Venezuela, Yván Gil, se reunió con el encargado de negocios de Brasil para manifestarle el “rechazo absoluto” del gobierno venezolano a las declaraciones de Celso Amorim, asesor del presidente Lula da Silva.
Amorim justificó la negativa al ingreso de Venezuela, señalando que la decisión fue producto de una «ruptura de confianza» tras el rechazo de Venezuela a entregar las actas oficiales de las elecciones de julio y permitir un escrutinio independiente, agregando que el régimen de Maduro había “roto la confianza”.
Este incidente ha tensado aún más las relaciones entre ambos países, y figuras como el presidente de la Asamblea Nacional venezolana, Jorge Rodríguez, ya han propuesto declarar a Amorim persona non grata, acusándolo de actuar como “instrumento” de Estados Unidos.
Ante la presión, Maduro instó a Lula, antiguo aliado del chavismo, a pronunciarse y deslindarse de la posición asumida por su cancillería, la cual consideró vinculada a intereses estadounidenses.
Según fuentes brasileñas, el gobierno de Lula estaría evaluando un «enfriamiento profundo» de las relaciones diplomáticas con Venezuela, considerando incluso cesar el reconocimiento de Maduro como presidente a partir de enero. Esta escalada de tensiones marca uno de los momentos más difíciles en la relación entre ambas naciones, que antes compartían una estrecha alianza.
Fuente: Infobae