PUNTA CANA. Nilson Fortuna es un joven que vino desde Elías Piña con una vocación de trabajo a toda prueba. Llegó a Verón Punta Cana solo con un sueño bajo el brazo: prosperar en esta tierra de oportunidades.
Con sus conocimientos de mecánico industrial, Nilson vió una oportunidad cuando le llegó el primer trabajo de una clienta, consistente en reparar una butaca escolar. Cuenta que ahí mismo le encendió la chispa y emprendió su gran negocio: rehabilitar butacas, y no le ha ido mal.
«De este negocio vivimos alrededor de 15 16 personas, y aunque no estamos bien como quisiéramos, pero ahí vamos…», dice en tono alegre y con la satisfacción de que está aportando su granito de arena a un sector tan sensible como es la educación.
Nilson Fortuna cuenta que al año repara miles de butacas y que solo en estos días tiene que reparar más de 900, a parte de los merenderos y otros mobiliarios de recintos educativos.
«Ay que trabajar, no estar cansados y aportar a los demás», dice con la jovialidad que le caracteriza. Para Nilson Fortuna, el trabajo es una forma de dignificar al hombre y a la mujer, por eso él encontró un nicho para ganarse la vida en esta comunidad, reciclando, reparando y construyendo butacas para colegios, institututos y para las empresas que así lo requieran.
Su pequeño taller, ubicado detrás de la subestación de Cepem, entre las calles El Almirante y la Doble Vía, es un monumento al esfuerzo, con las condiciones mínimas para operar, pero lleno de la entrega, de la dedicación de un artesano, quien junto a sus ayudantes realizan la loable labor de rehabilitar butacas, en las que se sentarán para aprender los dueños del desarrollo de Verón Punta Cana.