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Los 4 alimentos a eliminar de nuestra dieta para acabar con la inflamación

Al abordar un problema de inflamación, tanto a nivel digestivo como hormonal, se suele empezar, por lo general, pensando en todo aquello que es necesario hacer para conseguir una desinflamación, es decir, todo lo que tenemos que agregar para desinflarmanos.

Cristina Barrous, experta en nutrición, afirma que en base a su trayectoria, recomienda encarecidamente que es necesario pensar: qué es lo que se tiene que eliminar de la dieta, qué alimentos forman parte de la alimentación y son los causantes de esta inflamación. Descubrir el origen del problema es la única manera de conseguir reducir la inflamación.

Hay cuatro alimentos que son clamaremente pro inflamatorios y que, por lo tanto, son los primeros que deberían desaparecer de la dieta si el objetivo es antiinflamatorio. De estos, la idea de retirar dos de ellos está más aceptada popularmente, sin embargo, los otros dos no tanto.

El Alcohol

El alcohol es súper inflamatorio por varias razones. La primera porque perjudica la capacidad detoxificadora del hígado. Si nuestro cuerpo se detoxifica principalmente a través del hígado y este no puede hacerlo, evidentemente, se va a inflamar porque se van a empezar a quedar acumuladas todas esas toxinas, todos esos componentes tóxicos y pro inflamatorios dentro del cuerpo.

La segunda, el alcohol dificulta mucho el descanso, no permite un descanso de calidad. Se suele pensar que ‘un una copita de vino’ ayuda a descansar pero no, ese descanso no va a ser de calidad. Es más, esta alteración va a hacer que uno de los principales momentos de detoxificación, que es el de la noche, no se produzca y al día siguiente el cuerpo esté más inflamado.

El azúcar

El azúcar, y aquí entran todo tipo de azúcar ya sea azúcar moreno, panela o miel, tiene un gran efecto pro inflamatorio porque activa el sistema inmunitario. La inflamación no deja de ser una activación desmedida del sistema inmunitario, es la herramienta que tiene el cuerpo para defenderse de algo de fuera.  

El problema es cuando eso de fuera que inflama no es la ciudad, no es un virus, sino que es algo que yo estoy ingiriendo en la dieta directamente. Y esto es lo que pasa con el azúcar, activa el sistema inmunitario. Las forma más fácil de explicarlo es hablando del ‘efecto chicle’: el azúcar se pega a las células y el cuerpo lo entiende como un ataque por lo que, para poder desecharlo, se inflama.

En este grupo se incluyen tambiñen los edulcorantes, muy pro inflamatorios. Es preferible tomar una pequeñísima cantidad de azúcar, por ejemplo en un chocolate negro 85% con azúcar, a tomar edulcorantes, que son todavía más inflamatorios. Además, provocan digestiones molestas y muchos gases.

El trigo

Muy común en la alimentación pero igualmente inflamatorio, el trigo y todos sus derivados: pan, pasta y masas en general. Todo eso es muy, muy inflamatorio.

El trigo tiene una proteína que se llama gliadina y que es muy compleja, muy difícil de digerir. Cuando entra en nuestro cuerpo y llega al intestino delgado, aunque el intestino lo intente fraccionar para poder digerirlo, el cuerpo no puede hacerlo. La única forma que tiene de haverlo es aumentando la permeabilidad del intestino delgado para así dejar que salga.

El trigo puede seguir teniendo presencia, pero recomiendo reducirlo al máximo, que no ocupe más del 10% de los hidratos que se tomen. Es mucho más importante que tengan presencia otros como la avena, el arroz integral o la quinoa, por ejemplo.

Los lácteos

El cuarto alimento inflamatorio son los lácteos de origen vacauno ya que la proteína de la leche de vacas europeas contiene caseína, en concreto una que se llama caseína Alfa 1, y que es pro inflamatoria. Además, esta caseína, en el intestino, se transforma en casomorfina, por lo que no solo es inflamatoria sino que es super adictiva.

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