Décadas de progresos en uno de los grandes logros de la historia moderna, la lucha contra la pobreza extrema, corren peligro de frenarse por la pandemia del COVID-19. El mundo podría registrar el primer aumento en la pobreza extrema en 22 años y un incremento en las desigualdades luego de bajar ese índice al 10% de la población.
Otros 100 millones de personas podrían tener que subsistir con 1,90 dólares diarios, según el Banco Mundial. Un monto que según los indicadores internacionales de la institución, está muy por debajo de cualquier idea razonable de una vida digna. Hasta el momento, hay 736 millones de personas que subsisten en esas condiciones, la mitad de ellas en cinco países: Etiopía, India, Nigeria, Congo y Bangladesh.
Se espera que en países como China, Indonesia y Sudáfrica más de un millón de personas pesen a vivir en la extrema pobreza, de acuerdo con el BM. La mayoría de las personas en riesgo son del África subsahariana, que hasta hace poco tenía economías en franco crecimiento. El BM compartió con la AP los primeros informes que tiene sobre Etiopía en momentos en que sopesa el impacto de la pandemia a nivel mundial.
Etiopía llegó a tener una de las economías más dinámicas del mundo. Su transformación comenzó en 1991, cuando el país estaba agotado por la guerra. Un nuevo líder, MelesZenawi, puso fin a años de dictaduras marxistas y enfrentaba una aterradora sequía cuyas imágenes de niños desnutridos conmovían al mundo.
Durante su gestión sacó a millones de personas de la pobreza extrema. El gobierno etíope trató de imitar a China, que sacó a 800 millones de personas de la pobreza. Algunos etíopes consiguieron trabajo en fábricas. Otros en hoteles y restaurantes, en el sector de servicios y en la aviación, ilusionados con la posibilidad de ingresar a la clase media.
La cantidad de gente en la pobreza extrema, que abarcaba casi a la mitad de la población a mediados de la década de 1990, se redujo al 23% una década después. “Notable”, señaló el BM.