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Las razones por las que una relación entre suegras y nueras suele ser complicada

Las relaciones entre suegras y nueras suelen ser, en muchas ocasiones, complejas. Y existen algunas en las que, incluso, pueden desembocar en conflictos familiares, en general, con la familia política.

Cada familia es un mundo y, por eso, los más habituales están relacionados con las costumbres y el modelo de relaciones creado en cada familia, además de la inmensa diversidad de opiniones, valores y creencias propias que cada uno, además, considera inamovibles.

«El conflicto familiar es algo natural, puesto que en la convivencia de los miembros de una unidad familiar, con diferentes edades, pensamientos y formas de ver la vida el conflicto es algo casi natural. Sin embargo, lo fundamental no es evitar el conflicto sino evitar la escalada de agresividad y manejarlo de forma inteligente y asertiva», señala Ana Ruano, psicóloga de Siquia para el portal Hola.

¿Por qué hay este conflicto entre nueras y suegras?

No son pocas las mujeres que confiesan no tener una relación demasiado fluida con sus suegras, aunque, como en todo, hay excepciones. Y es el momento de buscar las causas. Tal y como explican los expertos de TherapyChat, por lo general, los problemas entre la pareja y la familia no están causados por un único factor sino que se trata de una confluencia de situaciones que propician la tensa relación. Y apuntan que, sin duda, una de las causas más comunes son las diferencias ideológicas y/o culturales que a menudo definen distintas formas de ver y comprender la vida. A veces, esta discrepancia de criterios es tan marcada que es prácticamente imposible encontrar un punto en común que permita una convivencia armónica.

En otros casos, los celos pueden ser los detonadores de esa guerra abierta o encubierta. De una parte, se encuentran los familiares, que pueden pensar que ya no ocupan un lugar tan importante en la vida de esa persona, de manera que harán lo que esté en sus manos para menoscabar la relación. Y, por la otra, la pareja puede creer que se le concede demasiado tiempo a la familia, anteponiéndola a la relación de pareja.

También hay que citar la posible intromisión en la educación de los hijos y la crítica constante hacia la relación que mantienen con sus maridos. «Podríamos decir que, en una parte muy significativa de los casos, el conflicto suegra y nuera se desencadena cuando una de las partes considera que se ha invadido su terreno. En general parece que con más frecuencia aparecen estos temores en las suegras», indica el psicólogo Miguel Ángel Rizaldos. Por ejemplo, «las madres pueden llegar a imaginar cómo será su futura nuera. Cuando la realidad no coincide exactamente con esa imagen, suelen desencadenar emociones negativas que llegan a distorsionar la imagen de la nuera, produciendo grandes problemas familiares», añade. Por otro lado, «las nueras, pueden llegar a tener muy presente la relación maternal que une a su pareja con su madre, y podrían llegar a temer el no poder alcanzar una vinculación igual de estrecha con sus parejas», opina el psicólogo.

Perfeccionistas y con baja autoestima

Además, hay que tener en cuenta que otra de las fuentes de conflicto en la relación con la familia política puede ser el perfeccionismo. Tener unas expectativas demasiado elevadas, mantener un pensamiento en el que no existen matices y todo es blanco o negro o centrarse únicamente en los errores o defectos más que en los logros o en el conjunto puede también desencadenar tiranteces y problemas. Por otro lado, los problemas pueden surgir además por la necesidad de sentirse apreciado y esto está muy relacionado con la baja autoestima. «Una persona con esta característica depende de los demás para sentirse bien. Esto genera un miedo al rechazo, que se traduce en una gran sensibilidad a la crítica y en la dificultad para decir “no” ante las exigencias de los demás», indica el experto.

¿Y en el caso de que haya una separación?

Aparecen conflictos mientras la relación de pareja existe, pero lo cierto es que, en el caso de que haya una separación, todo puede complicarse aún más. «Si hay una separación pueden suceder muchas cosas diferentes. Casi por ley natural cuando hay una ruptura las familias, y, por tanto, también la suegra, se posicionan hacia el lado de sus hijos separados, de manera natural», nos cuenta la psicóloga clínica y coach Pilar Guerra Escudero, que matiza que sí que es cierto que se van a posicionar más en el caso de que el yerno o la nuera han sido solamente eso, yerno o nuera. Y habla en relación a este aspecto de la importancia de un concepto como es la amistad.

«Está el concepto de respetar al otro y aceptar al otro y haga lo que haga, estar a su lado y darle tu apoyo. Entonces, hay casos de suegras que son amigas de sus nueras, o suegras que son amigas de sus yernos. Y muchas veces cuando existe esa amistad, y hay una separación, generalmente a la persona que se separa no le gusta que su madre sea amiga de su expareja. Es como todo, depende cómo de cívico seas, de cómo de transparente seas, de cómo de bien trabajado estés, cómo de poco dramático seas, cómo de justo seas, honrado, leal, de si eres sincera y le puedes preguntar a tu hijo o hija: Os habéis separado, ¿qué quieres que haga yo con tu ex?», cuenta la psicóloga.

Lo que está claro es que cuando hay una separación, se acrecientan los conflictos, porque tal y como cuenta Pilar Guerra, una separación es una separación en cadena, no solo entre los miembros de la pareja. «Es una separación familiar, y en el caso de la suegra, también se da esa separación. Los conflictos que pueden aparecer partes de los dimes y diretes, los juicios, las difamaciones, es una carrera sin fondo, como la traca final de los fuegos artificiales», explica. «Si a veces se rompen relaciones con la familia de origen, imagínate con la familia política», comenta la psicóloga clínica.

Consejos que te ayudarán a llevarte mejor

Pero no todas las parejas tienen estos problemas, y lo cierto es que hay que tratar de vencer los tópicos y pensar en que no siempre estas relaciones son tan complicadas. De hecho, existen muchos ejemplos en los que la convivencia pacífica y en armonía con la familia política es posible. Es más, hay personas que encuentran en su familia política un apoyo emocional incondicional. «Es posible llevarse bien con la familia política si ambas partes son respetuosas con las costumbres, creencias, opiniones del otro y teniendo en cuenta que si se lleva a cabo una comunicación asertiva los conflictos no llegarán a aparecer ni a crear problemas en las relaciones. Así la comunicación ha de ser clave», matiza la psicóloga de Siquia.

En cualquier caso, si tu relación es complicada, estas estrategias pueden servirte de ayuda para llevarte mejor.

Intenta evitar las comparaciones y no compitas. ¿Por qué no tratas de aprender de la otra persona (suegra o nuera) y descubres nuevas maneras hacer las cosas? Hay que priorizar el bienestar de la persona a la que ambas queréis.

La importancia de marcar límites. Es un hecho, como comentábamos, que muchos de los problemas entre familias están relacionados por la intromisión de los familiares, por ello, los límites son necesarios, y estos han de ser claros, coherentes y deben ser comunicados.

Acepta las costumbres de otros. Hay que asumir que cada familia tiene sus propias costumbres, creencias y modos de relacionarse entre ellos y es el modelo en el que han crecido. Sin embargo no es el único existente aunque la persona crea que sí lo es. «Aceptar las diferentes tradiciones y hábitos de otras familias es el principal requisito para crecer y ampliar nuestro campo visual hacia la amplia variedad de formas de vivir y así podremos ser libres de decidir si estas nuevas costumbres serán beneficiosa para la nueva vida que estamos comenzando», aconseja Ana Ruano.

No pongas a tu pareja entre la espada y la pared. Para ello, es importante que la pareja esté bien consolidada y exista buena comunicación. No son pocas las ocasiones en las que toca ceder. Hay que evitar forzar a elegir y, ante un conflicto de intereses, intentar negociar.

Empatiza. Es muy importante ponerse en la piel del otro, en este caso en la de tu pareja. Haz con su familia lo que te gustaría que hiciera con la tuya. Trata de recordar cómo te gustaba que te tratasen entonces o imagina cómo te gustaría que lo hiciesen más adelante.

Practica la asertividad. Es importante escuchar sin prejuicios al otro, comprender lo que nos quiere expresar y practicar la comunicación asertiva. Básicamente se refiere a «decir lo adecuado, de la forma adecuada y en el momento adecuado, es decir una buena forma de expresar los sentimientos de una forma adecuada es reemplazando los reproches por manifestaciones de lo que se está sintiendo, utilizando un tono amigable y afectivo que no implique agresividad y posponer la discusión para cuando los ánimos estén más calmados, el contexto acompañe y facilite el diálogo», concluye Ruano.

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