Brasil registró este martes 55,908 nuevos casos de la COVID-19, la cifra diaria más alta desde el pasado 20 julio (56,480), confirmando la tendencia al alza de las últimas semanas, ante lo cual el presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva llamó a vacunarse.
Según el boletín del Consejo Nacional de Secretarios de Salud (Conass) de Brasil, el país reportó además 180 fallecidos asociados al coronavirus en las últimas 24 horas.
Desde el inicio de la pandemia, hace casi tres años, Brasil acumula 35,452,099 infecciones y 690,409 muertos vinculados a la COVID-19, siendo uno de los países del mundo más afectados por la enfermedad, de acuerdo con los datos oficiales.
El 80 % de los 213 millones de brasileños tienen la pauta completa de vacunación contra el coronavirus, pero menos de la mitad se ha puesto una o las dos dosis de refuerzo permitidas por las autoridades sanitarias.
La baja adhesión a las dosis de refuerzo, unido al repunte de los contagios de las últimas semanas, ha puesto en alerta al personal sanitario en vísperas de las fiestas navideñas.
En este contexto, Lula, que asumirá el poder el próximo 1 de enero, animó este martes a los brasileños a ponerse la cartilla de vacunación al día.
«¿Ya tomaron la cuarta dosis de la vacuna?», preguntó el mandatario electo en sus redes sociales.
Lula ganó en octubre las elecciones al actual gobernante, el ultraderechista Jair Bolsonaro, quien siempre cuestionó la gravedad de la pandemia, censuró el uso de las medidas de distanciamiento social y sembró dudas sobre la eficacia de mascarillas y vacunas.
A pesar del negacionismo del jefe de Estado, el ministro de Salud, Marcelo Queiroga, viene reforzando la importancia de ponerse las dosis de refuerzo de la vacuna.
«Quiero recordar que más de 69 millones de brasileños no tomaron la primera dosis de refuerzo contra la COVID-19 y que 32.8 millones podrían haber recibido la segunda dosis de refuerzo contra la enfermedad, pero aún no se vacunaron», indicó Queiroga hace un mes, cuando los casos ya empezaban a subir en el país.
Desde entonces, algunos estados brasileños han vuelto a adoptar medidas tímidas para contener los contagios, como en Sao Paulo, el más poblado y rico del país, donde ha vuelto a ser obligatorio el uso de la mascarilla en el transporte público.