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CEO de Moët Hennessy Louis Vuitton, Bernard Arnault vende su jet privado, dice se hartó de los monitoreos por Twitter

Harto de que monitoreen sus movimientos aéreos por Twitter, el CEO de Moët Hennessy Louis Vuitton y actual segundo hombre más rico del mundo, Bernard Arnault, decidió “cortar de raíz” la situación y vendió su jet privado.

El multimillonario francés tomó la drástica decisión después de que la cuenta laviondebernard le haya dado un seguimiento exclusivo en los últimos tiempos. Esta cuenta había advertido que el jet de Arnault no estaba matriculado ni se había sido movido desde el 1 de septiembre. «¿Te estás escondiendo?», apuntó este usuario anónimo.

Según medios internacionales, Arnault en el podcast de la compañía en Radio Classique, cadena que forma parte de los medios de comunicación de LVMH, confirmó que ya no posee el avión.

«Efectivamente, con todas estas historias, el grupo tenía un avión y lo vendimos (…) El resultado ahora es que nadie puede ver a dónde voy porque alquilo aviones cuando necesito un avión privado», dijo.

Antoine Arnault, su hijo y otro de los grandes directivos de la firma de lujo, también se refirieron al tema en el podcast y justificaron su utilización con motivos comerciales: «No es muy bueno que nuestros competidores puedan saber dónde estamos en cualquier momento […] Eso puede dar ideas, también puede dar pistas, indicios».

Otros grandes multimillonarios como Elon Musk, CEO de Tesla y SpaceX entre otros, también han sido objetivo de las críticas por el uso frecuente de aviones privados. El propio Musk también ha sido monitorizado por cuentas de Twitter e incluso llegó a negociar con usuarios para que le dejaran en paz.

Impuestos a vuelos privados

En agosto pasado, Clement Beaune, ministro francés de Transportes, dejó entender que se estaba estudiando la posibilidad de implementar un impuesto a los vuelos en jet privado, o en su defecto, buscar otra solución para que los más ricos priorizaran otros medios de transporte menos contaminantes:

«Cuando hay una alternativa en tren, cuando hay un vuelo comercial, que emite cuatro veces menos carbono por pasajero que los aviones privados, esa debería ser la opción preferida», planteó.

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