PUNTA CANA; En un encuentro reciente con comunicadores de La Altagracia, Frank Rainieri, arquitecto del destino turístico Punta Cana, habló de un tema distinto al que suele tratar en sus apariciones públicas. Esta vez, don Frank no quiso hablar mucho de variables como el crecimiento o expansión del turismo, que todo el mundo sabe es su gran pasión.
A sus 79 años y con más de cinco décadas viviendo en Punta Cana, Rainieri cedió más espacio a reflexionar sobre la reconciliación como remedio supremo para sanar el alma, especialmente en esta época navideña. Relató cómo a lo largo de su vida ha sido capaz de acercarse a quienes lo han herido, con palabras o acciones, para apretar sus manos en señal de amistad.
Y ese mismo principio lo induce a reconocer sus propias faltas y buscar el perdón de aquellos a quienes, en algún momento, pudo haber lastimado. Con su mensaje, Rainieri nos convoca a deponer el orgullo y abrazar la paz como acto espiritual y estrategia para construir comunidades más fuertes y un futuro más prometedor.
Nos invita a no perder de vista que, al final del camino, las buenas relaciones humanas y la voluntad para armonizar con los demás es lo que realmente define nuestro paso por este mundo. Y, por qué no, también a reconocer que el éxito verdadero no se mide solo con cifras, sino por el impacto positivo que dejamos en las vidas que tocamos.
Cada frase pronunciada por este empresario exitoso orienta a la sabia decisión de tender puentes donde hay muros; a sanar heridas con empatía y a reconocer que el perdón es signo de fortaleza interior. Así, podemos mirar atrás con la satisfacción de haber contribuido a un mundo más justo y amigable.