LA ROMANA. De acuerdo con la Asociación Americana de Psicología, la resiliencia se define como el proceso de adaptación a la adversidad, tragedias, traumas, amenazas o situaciones que resultan ser fuente de tensión como son relaciones personales, problemas laborales o financieros, entre otros.
La psicóloga clínica Maritza de Jesús, la define como una capacidad que poseen algunas personas para recuperarse de situaciones complicadas y, a pesar de estas, seguir avanzando.
“Estas personas se aprovechan de las dificultades o los traumas difíciles que viven para obtener un beneficio que le permita adquirir recursos útiles para, en vez de quedarse oprimidos en el dolor, usarlo a su favor de alguna manera», explica la psicóloga.
Esta señala dos características principales de la resiliencia. Primero se encuentra la resistencia frente a la destrucción o la capacidad de proteger la propia integridad bajo presión, y segundo, la habilidad de forjar un comportamiento vital positivo pese a las circunstancias difíciles.
El ser humano en algún punto de su vida atraviesa situaciones de alta tensión que provoca cambios significativos en la forma en que manejamos y
nos adaptamos al estrés. En ese sentido, la resiliencia puede ser vista como una capacidad que desarrollan las personas en situaciones hostiles que le permiten adaptarse y provee las herramientas para afrontar momentos de dificultad.
De este modo, la doctora define a una persona resiliente como aquella que desarrolla la habilidad de salir adelante tras haber vivido algún momento catastrófico o difícil, que aprenden de este e incluso, sacan provecho para sí mismos y para otros. Explicó también, que es una capacidad que deberá desarrollar el individuoalolargodesuvida,porloqueno es innata del ser humano.
“La resiliencia se desarrolla y depende de la forma en que se construye la personalidad en la infancia, la forma como el niño aprende a vincularse con sus figuras de apego, los padres o tutores, allí inicia todo», señaló De Jesús