Estos insectos nos acompañan desde que nacemos hasta que morimos, amargando nuestra existencia, transmitiéndonos enfermedades, y en nuestras últimas horas de vida depositan sus huevos en las aberturas corporales, la comisura de los labios y el lacrimal para que nos las llevemos a la tumba, donde nos comerán. Aparte de todo esto, y aunque parezca imposible, contribuyen a nuestro bienestar.
Son feas, molestas y antihigiénicas pero los científicos cuentan con ellas en sus investigaciones.
Estos poco agradables insectos nos acompañan desde que nacemos hasta que morimos, amargando nuestra existencia, transmitiéndonos enfermedades, y en nuestras últimas horas de vida depositan sus huevos en las aberturas corporales, la comisura de los labios y el lacrimal para que nos las llevemos a la tumba, donde nos comerán. Aparte de todo esto, y aunque parezca imposible, contribuyen a nuestro bienestar.
Las moscas tienen los ojos grandes y rojos, es alargada, delgada y mide unos 3 milímetros. De tórax gris con puntos negros y largos pelos, un abdomen con franjas amarillas y grises, patas amarillentas y alas irisadas, puede desovar cientos de huevos al día y su alimento preferido es el plátano podrido.
Son originarias de la costa occidental de África, desde donde se extendieron por todas las zonas climáticas de la tierra. Por llegar, han llegado a la Estación Espacial Internacional. De igual modo, se han convertido en modelo para el estudio de muchas y muy diversas enfermedades y trastornos.
¿Sabías que las moscas benefician nuestra salud?
La mosca de la fruta (iStock) un ADN compatible Podríamos preguntarnos por qué esta mosca en particular participa en infinidad de investigaciones biomédicas. Por diversas razones y una de ellas es que nuestro ADN tiene bastante en común con el de la drosófila (por lo que en cierta forma está justificada aquella deliciosa película de ciencia ficción de los años 50 titulada La mosca y el remake del inclasificable David Cronenberg en los 80).
Aproximadamente, el 61% de los genes que están implicados en enfermedades tienen su equivalente genético en este insecto, y la mitad de las secuencias de proteínas de la mosca posee su contrapartida en los mamíferos.
A pesar de que hay unas 900 especies de drosofilas en todo el mundo, la melanogaster es la más común.