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InicioActualidadCulmina Tokio 2020: "Arigato, nos vemos en París 2024"

Culmina Tokio 2020: «Arigato, nos vemos en París 2024»

Bávaro Punta Cana.- Después de más de dos semanas de emociones deportivas llega a su fin la magna justa con la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, la cual se llevó a cabo en el Nuevo Estadio Nacional o el también conocido como Estadio Olímpico de Tokio.

Pese a todos los contratiempos que se vivieron en esta justa veraniega desde su aplazamiento por un año por la pandemia del Covid-19 hasta los casos positivos en la Villa Olímpica, este gran evento pudo realizarse con normalidad y así conocer los deportistas que pusieron en alto el nombre de su país.

La capital japonesa despidió este 8 de agosto 17 días de pura emoción en una ceremonia de clausura que pone el broche de oro a unas Olimpiadas pospuestas y que fueron calificadas como las «más extrañas» de la historia.

Los Juegos se desarrollaron sin espectadores y los atletas participantes no podían salir de la Villa Olímpica.Para cerrar este capítulo de la historia olímpica, este domingo los fuegos artificiales iluminaron el Estadio Olímpico de Tokio.

Pero antes de ello, su puesta en escena se enfrentó a la oposición local. Justo antes de la ceremonia de clausura, alrededor de 30 manifestantes se enfrentaron con la policía en las inmediaciones del recinto.

En el segmento de apertura llamado «un mundo de aplausos», revivimos la emoción de los Juegos Olímpicos con un video que repasa los 17 días de eventos y competencia.»La atleta venezolana Yulimar Rojas es estrella absoluta de esa recopilación», dijo desde el estadio japonés la corresponsal de BBC Mundo en Tokio, Tamara Gil.

Los Juegos de Japón terminaron con la misma falta de emoción que les han caracterizado y un tono sobrio obligado por la pandemia, que lo ha marcado todo.

Los japoneses se esforzaron por generar ilusión y el entusiasmo de los atletas -su esfuerzo, sus victorias, sus caídas y sus grandes gestos de compañerismo- sin duda fue lo más destacado, también en los videos de recopilación que se emitieron en el evento, hechos a medida para el público que nunca hubo: el que vio la ceremonia desde sus casas.

Claramente el acto estaba pensado para todos ellos: había numerosas partes que ni siquiera sucedían en el propio estadio y el relevo de París -con una perfecta coordinación y una celebración francesa mucho más animada y cercana que la que tenía lugar en Tokio- fue un duro contraste y un recordatorio más de lo inéditas que han sido estas Olimpiadas.

Con la hospitalidad que les caracteriza, los tokiotas se despidieron con un «arigato» en letras relucientes, colocadas a ambos lados del coloso; un sentido «gracias» que sin duda también debe suponer un respiro para los huéspedes.

«Expresamos nuestra gratitud por las innumerables personas que nos brindaron su fuerza y nos ayudaron a llegar a la ceremonia de clausura», dijeron los organizadores del evento.

Minutos después, la bandera nacional japonesa fue llevada hacia el escenario del estadio por seis abanderados.Según los organizadores, fue un momento para que los anfitriones japoneses»expresaran al mundo entero la máxima gratitud» por los profesionales de la salud que trabajaron incansablemente durante la pandemia de Covid-19.

En el estadio vacío – aunque con algo más gente que otros días – sonó el himno nacional de Japón, entonado por Takarazuka Revue, una compañía de teatro musical con más de 100 años de historia.El príncipe Fumihito, heredero al trono de Japón, estaba en las gradas junto a Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI).

Los atletas desfilaron, encabezados por Japón por ser el país anfitrión.A diferencia de la ceremonia inaugural de estos Juegos Olímpicos, en este evento de clausura los deportistas marcharon sin un orden establecido.

Sin embargo, 62 de las naciones participantes no estuvieron representadas por sus atletas.Las regulaciones de Tokio hicieron que muchos competidores volaran de regreso a sus respectivos países en las 48 horas posteriores a la finalización de sus competencias para minimizar el riesgo de infección y la propagación del virus entre la población local, por eso algunas de banderas fueron portadas por voluntarios.

Los deportistas que quedaban en Tokio se hicieron notar en el estadio. Algunos bailaron, otros hicieron muecas a la cámara. Fueron momentos de alegría.

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