Su debut fue un poco incierto, sin el resultado que él esperaba. Fue en el Teatro Atenas. En ese momento pensó en desistir, pero sus compañeros y su novia le motivaron a continuar en la lucha. Su próximo debate fue en el Coliseo Brugal, donde estaban todas las estrellas. Esa experiencia fue delirante y allí se pudo dar cuenta que él había nacido para la lucha libre.
Bávaro Punta Cana.- En una entrevista de hace unos años, ofrecida en la televisión, el insigne luchador Rafael Sánchez contó los orígenes de su carrera. El seudónimo de Jack Veneno, viene de una novela de vaqueros que el leía cuando tenía 13 o 14 años, se titula «Jack El Veneno». Desde esa temprana edad, en su adolescencia él comenzó a practicar la lucha libre como amateur, ya él tenía el sueño de ser famoso y por lo tanto tenía que tener un nombre representativo. El practicaba con su compañero Silvio Paulino, quien llegó a ser narrador famoso de luchas, pero no pudo destacarse en la lucha libre profesional, pues tenía muy bajo peso.
Jack Veneno recibió la influencia cinematografica de la película «El Santo», con la cual se deleitaba viendo las escenas de lucha, que luego practicaba guíado por el liderazgo de Silvio Paulino, quien le entrenaba. Rafael Sánchez, tuvo la visión de ser luchador desde muy pequeño. Se enfrentó a la oposición de su madre, doña «Tatica», pues tenía mucho temor por la integridad física de su hijo. Su mamá significaba mucho para la vida de Rafael, era una mujer luchadora, madre soltera, que se enfrentó a situaciones muy difíciles, pero Jack siempre pudo ver en ella, un carácter firme y decidido. Sus luchas iniciales las realizaba a escondidas de su madre, pero ya luego doña «Tatica» se resignó y aceptó el destino de su hijo.
El comenzó con sus prácticas en las playas y luego empezó a practicar en el Coliseo Brugal. Allí pasó por las manos de los profesionales, quienes le pulieron sus tácticas y técnicas de lucha. Su debut fue un poco incierto, sin el resultado que él esperaba. Fue en el Teatro Atenas. En ese momento pensó en desistir, pero sus compañeros y su novia le motivaron a continuar en la lucha. Su próximo debate fue en el Coliseo Brugal, donde estaban todas las estrellas. Esa experiencia fue delirante y allí se pudo dar cuenta que él había nacido para la lucha libre.
Teniendo 20 años se fue del país hacia Estados Unidos, Centro y Suramérica. En Estados Unidos no le dieron luchas por su bajo peso y partió hacia varios países: Puerto Rico, México,Venezuela, Colombia, Ecuador y allí comenzó hacerse de «un nombre». Sus entrenadores, enviaban la publicidad de sus peleas hacia Estados Unidos, pues esa era la meta de él, conquistar ese terreno, en especial luchar en el Madison Square Garden. Logró su objetivo pudiendo entrar a los Estados Unidos por la puerta grande, luchando en el Madison. Luego de cosechar glorias por el Norte, regresó a República Dominicana en el año 1969. Lo contrataron en el Teatro Atenas y allí puso en práctica lo que había aprendido en Estados Unidos. Logró que la lucha libre entrara a la televisión y eso fue un impacto tremendo en el país. Los espectáculos en televisión lo catapultaron a la fama. República Dominicana se convirtió en un referente a nivel mundial en materia de lucha libre profesional, gracias a la escuela de luchadores formada por Jack Veneno.
Son muy recordadas sus peleas y sobre todo, la que lo llevó a convertirse en el campeón mundial de la National Wrestling Aliance, (NWA). El 7 de enero de 1982, se realizó en el Palacio de los Deportes de Santo Domingo, una pelea que se convertiría en polémica nacional. Jack Veneno se enfrentaría al campeón mundial de la NWA, Ric Flair. A los pocos minutos de la pelea, Flair estaba prácticamente vencido por Jack Veneno. Al minuto 19, entró «Relámpago» Hernández, quien era rival de Jack Veneno, apoyando a Flair y disfrazado de Santa Claus y de esta forma descalificaron el combate. El 29 de agosto de ese mismo año, Jack Veneno va por la revancha, aplicándole un sorprendente Roll upy, logra vencer a Flair y de esta así titularse como el nuevo campeón de la NWA.
Rafael Sánchez, alias «Jack Veneno», «El hijo de Doña Tatica» como él se llamaba a si mismo, no ha muerto, porque siempre quedará en el sitio reservado para los «grandes»: en la memoria de su pueblo.