Bávaro Punta Cana.- Quienes se oponen a las vacunas contra la Covid-19 y a la imposición casi obligatoria del pasaporte sanitario para llevar una vida normal, se han manifestado de nuevo este sábado en las principales ciudades francesas.
En París, donde había tres actos convocados, se han producido algunos choques entre las fuerzas antidisturbios y los participantes en una de las protestas, organizada por los ‘chalecos amarillos’.
La movilización ha coincidido con el debate en el Senado del proyecto de ley que debe ratificar los planes anunciados por el presidente Emmanuel Macron, el pasado 12 de julio, que incluyen la obligatoriedad del pasaporte sanitario para acceder a muchos locales, como museos, cines y teatros, así como -a partir del primero de agosto-, bares y restaurantes.
Tres convocatoriasSolo en París hubo tres convocatorias de los antivacunas. La más concurrida fue la del partido ultraderechista Patriotas, una escisión del Reagrupamiento Nacional (RN), dirigido por Florian Philippot, exnúmero dos de Marine Le Pen.
Varios miles de personas se reunieron en la explanada de Trocadero, cerca de la torre Eiffel.Las manifestaciones de ayer se saldaron con algunos disturbios y detenciones y ante el temor de que se disparen la protestas si así lo alientan los ‘chalecos amarillos’.
Otro acto reivindicativo de la capital, esta vez en la plaza de la Bastilla, estuvo protagonizado por los ‘chalecos amarillos’. Hubo algunos choques con los antidisturbios, que lanzaron gases lacrimógenos y realizaron algunas cargas para dispersar a los manifestantes.
Hubo marchas de protesta en Marsella, Lyon, Toulouse, Nantes, Annecy y Montpellier, entre otras ciudades. Podían verse pancartas denunciando la supuesta “dictadura vacunal” y llamando a Macron “mentiroso”, por haber violado su promesa de que no habría pasaporte sanitario. “No toques mi cuerpo, no somos ratas de laboratorio”, decía un cartel.
Las protestas en Toulouse también congregaron a miles de manifestantes, que corearon consignas contra el Gobierno de Macron.
Es muy variopinto el público que sale a la calle contra la vacunación. Están los puramente antisistema, que se apuntan a cualquier iniciativa que vaya contra la autoridad del Estado y desafíe al presidente. Luego hay quienes intentan sacar provecho partidista, como la ultraderecha. Otro sector, importante, está formado por ciudadanos que sinceramente piensan que imponer la vacuna es un acto autoritario del Estado, que coarta la libertad individual.
Fuentes del Gobierno han reconocido hoy al diario Le Parisien que temen que el movimiento antivacunas degenere en una revuelta como la que estalló en noviembre del 2018.