Bogotá. El mundo de la música, del rock and roll en particular, ha sufrido un mazazo inesperado este viernes. Taylor Hawkins, el baterista de los Foo Fighters, uno de los músicos más brillantes de una generación y junto a Dave Grohl (exmiembro de Nirvana) emblema de la banda estadounidense, ha muerto este viernes en Bogotá a los 50 años, horas antes de que el grupo actuara en el Estéreo Picnic, un festival de música que se celebra a las afueras de la ciudad.
El grupo lo anunció a través de su cuenta de Twitter: “La familia Foo Fighters está devastada por la trágica y eterna pérdida de nuestro querido Taylor. Su espíritu musical y su risa contagiosa vivirán con todos nosotros para siempre”.
El baterista murió en el hotel Casa Medina, de la cadena Four Seasons, donde se hospedaba la banda. “La causa de la muerte se encuentra por establecer; de acuerdo a versiones de allegados el deceso podría estar asociado al consumo de sustancias estupefacientes”, informó la Policía Metropolitana de Bogotá en un comunicado. Nada más conocerse la noticia, los alrededores del hotel, donde habitualmente se hospedan las grandes estrellas que visitan la capital colombiana, se llenaron de policías, periodistas, curiosos y seguidores.
Sergio Rubián se enteró de la noticia cuando estaba en la cama, pero no dudó en acercarse hasta allí: “Terrible. Es de ese tipo de acontecimientos que te cuesta mucho asimilar. No lo crees, pero desafortunadamente así sucedieron las cosas”. También Ricardo Rodríguez, que creció escuchando a Foo Fighters, y Sofía, dos fans, se acercaron hasta el hotel. A ellos se unieron otros que se quedaron toda la noche frente a la puerta del hotel, donde improvisaron un altar con velas.
Estos días, Foo Fighters se encontraba de gira por Latinoamérica y llegaban a Colombia después de actuar en México, Chile y Argentina. “Nuestros corazones están con su esposa, hijos y familia, y pedimos que su privacidad sea tratada con máximo respeto en este inimaginable difícil momento”, han añadido sus excompañeros. Foo Fighters eran el plato fuerte de la primera jornada del festival, que continuará con su programación el resto del fin de semana, con J Balvin el sábado y The Strokes el domingo.
El público tardó en darse cuenta de lo ocurrido mientras esperaba frente al escenario a que la banda saliera a tocar a las 23.00. La organización del festival comunicó por las pantallas del recinto que por situación “médica de mucha gravedad” Foo Fighters no iban a actuar. Mientras, en otro de los escenarios, el concierto de Black Pumas empezó con retraso, pero al salir anunciaron lo ocurrido y guardaron un minuto de silencio. A la hora prevista del concierto, en el espacio reservado para los Foo Fighters, se comenzaron a encender velas y el público se congregó en completo silencio. Cinco minutos antes de la medianoche, el festival homenajeó al músico y en todos los escenarios sonó My Hero, una de las canciones más conocidas de la formación.
Foo Fighters fue fundada por Dave Grohl, exbaterista de Nirvana, en 1994, el mismo año en que se suicidó Kurt Cobain. Grohl dejó la batería para ejercer de cantante y la parte trasera del escenario sería para Hawkins desde 1997, cuando se unió a la banda. Foo Fighters, pese al carisma de su líder, no se entendía sin su batería. En casi todos los conciertos solían intercambiarse los papeles para homenajear a Queen, con Grohl a la batería y Hawkins haciendo las veces de Freddie Mercury, tocando Under Pressure.
El músico fallecido (nacido en 1972 en Texas) comenzó a tocar la batería con 10 años. Cuando le preguntaban en las entrevistas quién fue su principal soporte en esos primeros años señalaba a su madre. “Ella siempre me animó a que me dedicase a la música y me compró la primera batería”, decía. Pero lo que realmente le cambió la vida fue un concierto de Queen en 1982. “Después del recital no pude dormir en tres días. Ese concierto fue el principio de mi obsesión por el rock and roll”, declaró en una ocasión a la revista inglesa Kerrang. La llave para ese mundo que anhelaba se la dio Alanis Morissette, que le ofreció en 1995 el puesto de batería para la gira del exitoso disco de la canadiense Jagged Little Pill. Poco tiempo después, Grohl le ofreció unirse a Foo Fighters. Desde entonces, los dos no solo fueron compañeros de banda, también “los mejores amigos”, como sentenciaba Grohl.
El grupo, cuyo primer disco salió apenas año después de haberse formado, fue uno de los emblemas de la música de los noventa que surgió en Estados Unidos y, con los años, se convirtieron en herederos de las grandes bandas, llamadas a llenar estadios allá donde fuesen. “Éramos unos marginados. Lo que no sabíamos es que éramos tantos. En el colegio, a gente como a mí nos jodían todos los días. No hacíamos deporte, no entendíamos los libros, ni de qué iba eso de los museos. La música era vida en la calle, un lugar donde encontrarte con tus verdaderos amigos”, aseguró Grohl en una entrevista con este diario. En aquella misma charla, Hawkins resumía el espíritu que los movía: “Tío, esto puede ser un chiste, pero también puede ser todo lo que tienes. Para nosotros, estar en un escenario solo puede ser posible con una actitud positiva”.
El mundo de la música se ha quedado en shock. El guitarrista Tom Morello, de Rage Against the Machine, subió a redes una fotografía con Hawkins y escribió: “Dios te bendiga. Me encantó tu espíritu y tu rock imparable y poderoso. Descansa en paz, amigo”. Coldplay, de concierto en Monterrey, México, le dedicó la canción Everglow. El vocalista, Chris Martin, lo recordó como “un ser maravilloso”. Ozzy Osbourne dijo de él que era una gran persona y un músico increíble. “Mi corazón, mi amor y mi pésame para su esposa, sus hijos, su familia, su banda y sus fans. Te veo en el otro lado”, añadió. El baterista de The Beatles, Ringo Starr, también tuvo unas palabras: “Dios bendiga a Taylor. Paz y amor para toda su familia y su banda”.