Huellas sumergibles o el espejo de la memoria profunda de Félix Hernández
Bonao. Huellas sumergibles es la segunda exhibición individual de esta joven promesa dominicana, donde con una veintena de obras, en medianos y pequeños formatos, pone de manifiesto con gran destreza técnica y habilidad compositiva su capacidad para hacer del espectador un lector activo que trasciende lo visual.
El Bonao de las hortensias, de las frecuentes lluvias, abundantes ríos y por qué no, el Bonao del Maestro del azul… don Cándido Bidó; sigue siendo el pueblo de los múltiples y buenos artistas.
A este selecto grupo es que pertenece Felix Hernández (Bonao, 1989), egresado del Centro de Artes Plaza de la Cultura de Bonao y de la Escuela de Diseño Altos de Chavón.
Un refinado hiperrealismo es parte del recurso comunicacional que revela el alma de Felix, de un ser con paciencia labrada, sirviendo de base al mismo tiempo, para la arquitectura de su carácter apacible y generoso.
Soñando en aguas, Reflejos soñados, son solo algunos de los títulos de esta exposición que en su conjunto nos recuerdan las bondades naturales de un valle exuberante, lleno de color, ritmos y olores que de la mano de un artista como Felix, nos permite viajar, bajo el gozo y la premisa que solo el arte puede propiciarse.
