PUNTA CANA; Las palabras son una herramienta poderosa, capaz de construir o destruir. A través de ellas, expresamos ideas, emociones y valores, creando conexiones y, a veces, abismos. Desde esta perspectiva, los medios de comunicación desempeñan un rol crucial en moldear las percepciones y relaciones entre las personas. El uso constructivo del lenguaje puede fomentar la paz, la tolerancia y el respeto hacia la diversidad. Los medios de comunicación, al ser multiplicadores de información, tienen la responsabilidad de elegir palabras que promuevan armonía y convivencia sana.
La elección de términos adecuados puede hacer la diferencia entre fomentar el entendimiento o alimentar prejuicios y divisiones. La democracia, por ejemplo, se fortalece cuando se respeta la pluralidad de ideas y se construyen puentes con palabras inclusivas. En cambio, el uso de términos que cargan mensajes de odio o exclusión puede agrietar los cimientos de una sociedad equilibrada.
En esta labor, los periodistas son fundamentales, pues tienen el poder de influir en las opiniones y actitudes del público. Promover un lenguaje edificante beneficia al receptor del mensaje, y también al emisor, quien se convierte en un agente positivo de cambio. Los medios, cuando eligen palabras constructivas, se convierten en actores de paz y progreso social.
Las palabras, escritas o habladas, pueden generar empatía y solidaridad. O por el contrario, alimentar el odio y la discriminación. Este fenómeno se ve en las redes sociales y en titulares de noticias, donde una sola palabra puede transformar la percepción de un hecho o persona. Por ello, los medios masivos deben reflexionar sobre la carga semántica de sus mensajes, asegurando que sus contenidos no solo informen, sino que igualmente fomenten un ambiente de respeto y comprensión.