Verón. La noche del pasado viernes 30 de diciembre, Douglas Baute, venezolano de 68 años de edad, salió de su vivienda en un residencial, próximo a la Junta Municipal Verón-Punta Cana, para entregar un pedido de hallacas (parte de la gastronomía navideña venezolana), sin imaginarse que encontraría la muerte.
Baute esperaba por una persona a las afueras de la entrada principal del residencial, cuando fue impactado por el conductor de una camioneta Chevrolet color plateado, que salía de la urbanización, dejándolo debajo del vehículo con fuertes fracturas de costilla, hematomas y heridas en todo en su cuerpo.
Este ciudadano venezolano era abogado y en una oportunidad fue hasta voluntario de organismos de socorro en la zona. Trabajaba como ayudante de una colega en la zona, pero hacía otros oficios para ganarse la vida y ayudar a su familia.
Rosabell Baute, su hija, muy consternada por la tragedia que vivió su padre, explicó que el conductor de la camioneta, de nombre Pedro Montero Tapia, no fue detenido por las autoridades y supuestamente tampoco se encuentra en proceso de investigación.
Ella indica que esta persona presentaba indicios de encontrarse en estado de embriaguez, al momento de conducir el vehículo y arrollar a su pariente.
Narró que Douglas Baute recibió las primeras atenciones por parte de socorristas, pero que para sacarlo de la parte de abajo de la camioneta, no contaban con las herramientas necesarias y para trasladarlo a la clínica más cercana, lo hicieron no aplicando las medidas básicas, sin presuntamente tomar en cuenta las fuertes fracturas que presentaba la víctima.
«Mi papá llegó con vida al centro de salud privado más cercano, muy débil pero todavía hablaba. Allí fue atendido con las debidas medidas, sin embargo no se podía hacer mucho por el estado de gravedad», expresó Rosabell, quien aseguró que pese a los esfuerzos de salvarle la vida a su padre, le estaban exigiendo una cantidad mínima de 1,500 dólares.
En sus últimos momentos, de acuerdo a lo narrado por ella, su padre le dijo lo mucho que ama a su familia y le manifestó saber que iba a morir.
Antes de fallecer el señor Douglas, y en medio de la desesperación para trasladarlo hasta Higüey, por todo lo que implicarían los gastos, en la clínica una secretaria le ofreció el servicio de ambulancia por un monto de 500 dólares, resultando que una de las unidades es del 911.
«Mi papá murió en la puerta del centro de salud, cuando ya lo íbamos a sacar. Logramos montarlo en la camilla pero hubo una falla en el oxígeno, pues la presión explotó. Cuando logramos salir Mi papá ya había perdido el conocimiento y lo montan en la ambulancia donde habían médicos», dijo Baute.
El ciudadano venezolano murió pasadas las 12 de la noche del sábado 31 de diciembre. En la mañana de ese día llega el médico legista para certificar el fallecimiento.
Digesett no actúa
Rosabell Baute narra que otra odisea, aparte del trágico fallecimiento de su papá, fue de la formalizar la denuncia ante el Departamento de Tránsito de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett), en Bávaro.
«Allí me ocultaron información en cuanto a que no me toman la denuncia por no tener el acta, pero ya yo tenía el certificado de defunción. Ni siquiera me preguntaron por mi nombre ni nada y me mandan para donde el comandante Baez a quien le reclamo por no haberse llevado detenido al conductor del vehículo ni haberle retenido la camioneta», narra Rosabell.
Según le dijo el escribiente a esta mujer, el conductor había acudido a Digesett a denunciar que el señor Baute fue quien lo agredió a él y además le negaron ofrecerle mayores detalles.
El conductor sigue libre y la familia de Baute piden que lo investigue. Presuntamente el conductor dice que el ciudadano venezolano se le lanzó al vehículo.
Baute será cremado y sus cenizas serán trasladadas a Venezuela. Los gastos serán cubiertos por la póliza que contratan los venezolanos para poder regularizarce en el país.