VERÓN. La música, es quizás una de las maneras más sencillas de potencializar el desarrollo cerebral de nuestros hijos. Sus múltiples beneficios en la infancia han sido estudiados a lo largo de años por múltiples científicos, todo con el fin de explicar cómo la música interactúa con ellos.
Pese a las creencias populares no solo los niños pequeños se benefician de la exposición musical, ya que niños mayores logran también obtener aprendizajes significativos a través de esta e incluso potencializar habilidades más complejas.
Uno de los beneficios principales en infantes, es la identificación de sonidos y el seguimiento de ritmos, según explicó la psicóloga clínica, Stephanie Paulino Troncoso. Asimismo, dijo que en estos momentos, el infante es aún muy pequeño para comprender las letras, sin embargo, está siendo expuesto a una expresión oral que lo ira motivando a expresarse por sí mismo.
Una vez el niño es capaz de expresarse, la música se vuelve un gran mecanismo para ayudar a ir desarrollando las habilidades interpersonales y motoras.
“A través de la repetición de canciones y bailes, iremos desarrollando nuestra inteligencia viso-espacial, nuestra coordinación, la capacidad de espera y tomar turnos, así como nuestra memoria a corto y mediano plazo”, informó.
La especialista indicó que en niños mayores, estos beneficios se ven afianzados y continúan expresándose en las capacidades lógico-matemáticas como son: el seguimiento de patrones y el conteo de tiempos; y en el desarrollo de la lectura. De igual forma, la música ayudará a los niños a expresar su mundo interno, permitiéndoles un mejor desarrollo socio-emocional y más habilidades interpersonales.
Es importante destacar que la participación de los padres o de un adulto es primordial para el desarrollo de las habilidades antes mencionadas, principalmente en los infantes, ya que la interacción con el adulto o cuidador es lo que afianzara el conocimiento e impulsara el lenguaje. Es por esto que los niños no deben simplemente estar expuestos a canciones infantiles si nadie las canta con ellos.
Partiendo del párrafo anterior, esto también se vuelve relevante cuando hablamos de exponer a los niños al silencio, permitiéndoles percibir los sonidos de la naturaleza y crear su propia música y canciones.
