La democracia cuesta y es construcción de todos
Durante todos estos días hemos leído y escuchado diversas opiniones en torno a la propuesta del presidente Luis Abinader, de someter una reforma a la Constitución de la República que incluye reducir el número de diputados, con la finalidad, entre otras cosas, de reducir gastos.
Nuestra Carta Magna ilustra en torno al número de diputados en su Artículo 81, con el título: Representación y composición, en sus numerales 1, 2 y 3.
En el marco de este comentario nos circunscribiremos a los numerales 1 y 2, con la finalidad de analizar sucintamente, la propuesta del presidente de la República en torno a la reducción de la matrícula de diputados a ser electos en el devenir. Con la modificación número 40 a nuestra Ley de Leyes, se persigue entre otras cosas impedir futuras modificaciones a las reglas para “proteger la democracia”, argumento este que se ha esgrimido en muchas ocasiones.
La construcción de la democracia es un proceso que se mantiene desde 1844, desde antes del nacimiento de la República. Es una agenda pendiente en nuestro país y cercenar su crecimiento o desarrollo, mediante la limitación del número de representantes de la ciudadanía en el órgano deliberativo de la Cámara de Diputados debe ser visto con ojeriza.
Democracia es participación. Es un sistema político que se afianza en la soberanía y esta soberanía reside en el pueblo, y que se ejerce directamente o por medio de representantes. La representación es de suma importancia en la construcción de ese sistema democrático al que toda la ciudadanía anhela. Mucho a costado lograr lo que hemos alcanzado, lo que es poco aún.
Sabemos lo que ha estado pasando en las últimas elecciones, en donde el número de votantes es cada vez más bajo, si hacemos comparaciones con los procesos electorales que hemos tenido en los últimos 20 años, y una reforma a la Constitución de la República Dominicana debe ser fruto del consenso de todas y todos.
Si observamos lo ocurrido en las últimas elecciones presidenciales y congresuales del presente año, cuyos ganadores son los principales actores que llevarán el proceso de modificación de la Constitución de la República propuesta por el presidente Abinader, veremos que son débiles sus representaciones pues fueron el fruto de un proceso electoral con una abstención que ronda un 46%, lo que junto al 39% de los que votaron en contra, suman un 85%, lo que resta fuerza a esta representación frente al universo total de los ciudadanos hábiles para decidir el país que desean. Si verdaderamente se busca hacer una modificación constitucional basada en principios democráticos sanos, creemos que lo correcto aquí es animar a un proceso que promueva la participación de cada ciudadano en esta nueva reforma a nuestra Carta Magna y lo que es más importante aquí, que estudie el fenómeno de la abstención, fruto de este débil sistema establecido por los partidos políticos.
Entendemos que más que limitar la representación, debe promoverse la participación activa de la ciudadanía.