El término divorcio conlleva en si ruptura, separación, cambios drásticos, emociones y nuevos retos que enfrentar. Pero cuando se trata de divorcio en la tercera edad, son muchos los factores a considerar, porque el factor psicológico, emocional, sexual, económico y social influyen más marcadamente entre las partes.
PUNTA CANA. Según explica la experta en terapia sexual y de pareja, Virginia López Sánchez, separarse de una persona con la que se ha compartido media vida, es una condición que genera muchas inseguridades de cómo podrían cada uno enfrentar
el mundo social que los consideraba pareja ahora como seres independientes y con diferentes visiones de la vida.
López, indica que otra inseguridad que se genera es si podrán
encontrar otra persona con sus mismas expectativas, la misma visión y objetivos, agregando y asumiendo, que la edad es un factor limitante para estos fines.
¿Por qué particularmente a esa edad se toma esa decisión tan importante y estresante a la vez?
En ese sentido la terapeuta afirma que son innumerables las causas que podrían condicionar la toma de esa decisión. Entre los factores que mas repercuten en los divorcios en la
tercera edad se pueden citar: la infidelidad entre alguna de las partes, las crisis económicas que podrían tambalear la estabilidad o el estatus, o la violencia doméstica crónica, pero subliminal.
“Regularmente la mujer es la que toma la iniciativa, más cuando
carga con la mayor parte del peso de la familia tales como: cuido de las labores domésticas y atención de los hijos, sus labores propias de su trabajo, además la de esposa complaciente a toda hora”, manifiesta la especialista.
No es secreto para nadie que la mujer tiende a considerar mantener el matrimonio por el bienestar de los hijos y muchas veces por el temor de enfrentar la vejez sola y sin una garantía económica de soporte. Otro factor de riesgo es la rutina, misma que puede repercutir en una ruptura y más cuando ambos se han separado lo suficiente para apagar la pasión entre los dos; viven vidas paralelas sin el fuego necesario para considerar estar juntos como una gran aventura.
“Esta pandemia ha puesto a muchas parejas de todas las edades a considerar o revaluar, el permanecer o separarse, más porque la incertidumbre de si voy a perder la salud o morir, nos lleva a considerar vivir auténticamente cada segundo
que la vida nos regala”, precisa.
Indica que existen varias personas que dicen que si les queda de vida 10 o 15 años, harán que valgan la pena y lo ponen en práctica, porque ya han cumplido con la crianza y formación de los hijos con la intención de realizar los sueños o metas que dejaron de cumplir por estar en esa labor.
Pero este fenómeno lo viven diferente hombres y mujeres. Cada día hay mas mujeres que se empoderan de sus vidas y no les preocupa el qué dirán para ir en búsqueda de su libertad emocional. Así también vemos hombres que desatan una relación de años por unirse a mujeres de menor edad con la finalidad de adquirir más elogios sociales y elevar su ego. Otros simplemente han vivido vidas separadas que ya el amor no es el ingrediente principal y la búsqueda inmediata de compañía es el objetivo principal.
La terapeuta recomienda a esas parejas de la tercera edad que están en proceso de divorcio, que busquen ayuda profesional para que juntos tomen las decisiones correctas frente a sí mismos ( y por sus hijos) para que, como compañeros de un largo viaje en la vida, puedan apoyarse mutuamente aunque sea por separado, a buscar la felicidad como ambos la conciban, pero dentro de un marco de humanidad conciencia y dominio propio.